jueves, 7 de abril de 2011

EL ARBOL DE LA VIDA de Pio Baroja

Damos inicio a los comentarios sobre este libro y su autor.

2 comentarios:

  1. Nuestro compañero Antonio Fimia ha escrito el siguiente comentario titulado LIBROS:
    Los libros me han llevado a mil sitios del mundo, a los que de otra forma no hubiera podido ir. Me han enseñado gentes de razas diferentes con religiones varias, formas de vida semejantes a las nuestras, pensamientos profundos adquiridos en el devenir del tiempo y he podido comprobar que ninguna raza, ¡ni nadie!, es más que nadie, y que solo el ser vivo de mente abierta, es capaz de asumir y comprehender al resto de los humanos, esa masa que llena el planeta, donde los poderosos son los del dinero, pero que al final ellos también se mueren y tienen enfermedades.
    Según Ortega y Gasset, la literatura en el siglo XIX era en su mayoría folletines en pliegos de cordel. Fue con el desarrollo urbano cuando la creación propia de los escritores se desarrolló. En el medio rural era impensable que llegaran las palabras, contando historias más o menos dramáticas, para alimentar las mentes aun cerrada de las personas.
    Afortunadamente la palabra, que se usa para cada cosa o idea fue creciendo entre los humanos, cada raza o lengua con las suyas y a ella, a la palabra escrita, le debemos que se vaya traspasando el saber a los que van llegando detrás nuestra, que empezarán donde acabamos nosotros, tanto en el pensamiento como en las invenciones técnicas, que ayudan a las personas haciéndoles más cómoda la vida.
    Sé que la palabra ha creado un lenguaje nuevo, el sistema de las ondas; el ordenador trae cada día tantas cosas que la verdad es imposible asimilar, solo nos ayuda, algo, a conocer algunas cosas, pero yo que soy apasionado lector, nunca podré leer un libro en pantalla, me gusta acariciarlos, tenerlos en las manos y pasar una a una sus hojas. Tengo amigos que cuando van a leer un libro se meten en el sistema y se enteran hasta donde nació el bisabuelo del lector, y si era alto, bajo o le gustaban las ensaladas y en la sobrecubierta leen la sinopsis, así ya saben de qué va el libro y como acaba. También los hay que leen el final y si no les agrada no leen una palabra más. Yo creo que es mejor conocer lo que nos cuenta y detalla el autor, antes que saber si era casado, soltero o es homosexual, para mí la literatura y los escribidores, son todos buenos desde el momento que te dicen algo de lo que piensan ellos y cómo lo piensan, o te dicen lo que pasó en su pueblo, su barrio o en mitad de un descampado, y también si habéis leído mucho y a muchos, podréis comprobar, cuando alguno describe un momento en la primavera, que todos son diferentes, sienten sensaciones poéticas o angustiosas y todos están enamorados de la estación, aunque sea para describir como cometer un crimen, lo demás me da igual solo el saber que en cada palabra que leo sobre el papel, hay algo que ignoraba antes
    Dice el sabio “Los poetas empiezan donde el hombre acaba, pues la Vida es una cosa, la poesía otra”

    A.Fimia en la Primavera del año2011

    ResponderEliminar
  2. Maria Jesús Ortega nos ha enviado el siguiente comentario:
    “EL ÁRBOL DE LA CIENCIA” de PIO BAROJA
    Es evidente la importancia de las palabras que traducen pensamientos y sentimientos, y en este libro, que comentamos, su realismo impresionista, es pasmoso y en cada conclusión, bien de Andrés, de su tío Iturrioz, de Lulú, o de cualquiera de los personajes que conforman la novela, vemos una filosofía de vida que no discrepa, demasiado, con nuestro actual pensamiento y filosofía de la vida, pero en el que el absurdo, a veces, toma un protagonismo, en el pensamiento del protagonista, muy acentuado.
    El árbol de la ciencia (1911), pertenece a una trilogía que destacó en su tiempo del resto de sus escritos, y tiene mucho de autobiográfica, siendo las otras dos obras: “Camino de perfección” (1902) y “El cura de Monteleón”(1936). Fue también muy notable el trabajo de su autobiografía (“Desde la última vuelta del camino”), que concluyó en siete volúmenes.
    En la página 120 (decimoséptima edición del “Libro de bolsillo Alianza Editorial”), se puede leer: “El médico pudo comprobar que el pesimismo y el optimismo, son resultados orgánicos, como las buenas y malas digestiones”.
    La actitud de Andrés en la trayectoria de esta obra, que el autor marca, es de la búsqueda de los “porqués” de los hechos. Es un buen médico que quiere sanar a quien está enfermo y que además, investiga lo psicosomático que tienen todas las dolencias.
    En la página 125, se pregunta los porqués: ¿qué se hace con la vida? “Uno tiene la angustia, la desesperación de no saber qué hacer con la vida, de no tener un plan, de encontrarse perdido, sin brújula, sin luz a donde dirigirse. ¿Qué se hace con la vida? ¿Qué dirección se le da? Si la vida fuera tan fuerte que le arrastrara a uno, el pensar sería una maravilla, algo como para el caminante detenerse y sentarse a la sombra de un árbol, algo como para penetrar en un oasis de paz; pero la vida es estúpida y creo que en todas partes, y el pensamiento se llena de terrores como compensación a la esterilidad emocional de la existencia”.
    Como se aprecia por la lectura de este largo monólogo, Andrés es muy negativo, y su propio estado emocional, no le deja ver lo bueno y positivo de su propia vida, cubriendo ese negativismo, como una losa, sus alegrías y buenas vivencias y no dejándolas aflorar.
    Su tío Iturrioz, confunde intelectualismo con absurdo, porque intelectual es quien pone al servicio de la sociedad su saber y se compromete para que algo, que perjudica a todos, cambie y Andrés está lleno de un sentido trágico de la vida y sólo en el tiempo que convive con Lulú, logra encontrar algo de felicidad y creer en algo. También en el periodo en que cuida de su hermano pequeño, se había sentido útil y feliz cuando notaba su mejoría.
    Esta obra es muy reveladora de las inquietudes de su autor. Escribimos sobre lo que conocemos, no conocemos y siempre llena nuestros pensamientos. Con la exposición sobre el “árbol de la ciencia del bien y del mal”, el “árbol de la vida” y sus conclusiones, nos manifiesta el autor, el terror que le da el ser humano que usa su ciencia para autodestruirse y que además, interpreta Iturrioz, como si de una profecía se tratara, lo escrito en el “Génesis”.
    He releído esta obra de Pio Baroja, encantada de reencontrarme con una prosa, sencilla pero nunca vulgar y un pensamiento profundo que denota, en cada una de sus palabras, la formación humanística y riqueza intelectual de este conocedor de la esencia humana y premonitor de las consecuencias de nuestros egoísmos continuos y reincidentes.
    En la Enciclopedia editada por “El País”, he encontrado datos del autor que no recordaba.
    Alicante Abril de 2011
    Mª Jesús Ortega Torres

    ResponderEliminar