PRESENTACIONES



A)  (Resumen del ensayo de Ortega y Gasset: La deshumanización del arte)

Ortega se declara solo testigo del arte deshumanizado pero no teórico del arte. (pág. 19-20,  43, 53)
        Según el autor hay dos grupos de personas: la mayoría de la gente, el pueblo, y las minorías o élites artísticas, las vanguardias.
        Las masas gustan del arte  realista porque les gusta lo que se representa en él; la gente se identifica con lo que ocurre en ese tipo de arte. Lo que ocurre en el arte es lo mismo que lo que sucede en la vida cotidiana de la gente, en la realidad. No ven el arte. Ortega lo compara con el que ve a través del vidrio, pág.18,  las cosas u objetos que están más allá, pero no ve el vidrio mismo. Es  la diferencia entre el papel que juega una ventana y la que juega el cristal. El ejemplo más universal de arte popular ha sido el Romanticismo. La gente goza con este arte popular y realista porque coincide con sus vidas, con lo que sienten.
        Las masas rechazan el arte de las vanguardias porque no gozan de él ni lo entienden, pág. 14; “la masa cocea y no entiende, pág. 15
        El  verdadero goce artístico sólo lo disfruta el que es capaz de acomodar su atención a la transparencia que es la obra de arte, 18.  Esta metáfora del cristal y la cosa vista a través de él, sirve para explicar la diferencia entre el realismo y el formalismo.  El objeto artístico solo podrá ser percibido por quien posea el don peculiar de esa sensibilidad artística, 19, (ver ejemplo con el retrato ecuestre de Carlos V, pag, 18) (completar esta introducción con el artículo de Ortega “Del realismo en pintura con el ejemplo de Velásquez y Goya), pag.146-151) 


                 LA DESHUMANIZACIÓN DEL ARTE Y SUS CARACTERÍSTICAS. 
El nuevo estilo, las vanguardias, pág. 20
  1. fenomenología. El análisis de la mujer moribunda da pie a exponer el perspectivismo, el punto de vista de los presentes. Hay unas distancias entre los sujetos de la escena con respecto a la enferma. Se dan diferentes formas de ver la realidad, pero la realidad vivida…es la realidad por excelencia. pág., 24.
  2. Deshumanizar. La obra de vanguardia se aparta de lo natural, de lo humano, de lo real. “el pintor se ha propuesto denodadamente deformarla, romper su aspecto humano, deshumanizarla”. (pág. 27). El autor crea e inventa el objeto artístico y en eso  siente comprensión y goce artístico. Gozará de sentimientos específicamente artísticos… pag. 27. “El vulgo cree que es cosa fácil huir de la realidad, cuando es lo más difícil del mundo… La realidad acecha constantemente al artista para impedir su evasión” pág. 28. Se da, pues, incompatibilidad entre “la percepción de la realidad vivida y la percepción de la forma artística”, pág. 30. Hay que diferenciar en  el arte el goce meramente psicológico, mecanismo automático, del goce estético, 31-32.  El placer estético tiene que ser inteligente. Lo artístico no puede ser algo meramente mecánico, causal, tiene que ser algo inteligente, motivado, 32.  Wagner humaniza la música, la subjetiviza, mientras Debussy  deshumaniza la música, la hace pasar de lo subjetivo psicológico, de emociones privadas, a lo objetivo artístico, 31-34. Lo mismo hace Mallarmé con la poesía, 34. El poeta es el que  inventa, no el que reproduce. “La poesía es hoy el álgebra superior de las metáforas”, 36
  3. La metáfora. “La metáfora es el más radical instrumento de deshumanización,…evasión de lo real. La metáfora ya no es sostén de la cosa, sino que ella misma se convierte en la res, cosa poética. La tendencia natural nos hace creer que la idea es la cosa misma. Para el pintor tradicional el retrato realizado viene a ser como la realidad de la persona; para el pintor de vanguardia, el cuadro sería la realidad, la idea hecha objeto de arte. Para el cubismo y el expresionismo, se pasa de pintar las cosas a pintar las ideas. En el teatro de Pirandello: seis personajes en busca de autor, se logra interesarnos en los personajes como tales personajes, como ideas. Los personajes no son aquí representaciones de personas, sino que están por sí mismos. Se deshumaniza también el arte en este caso., pág39-42. El nuevo estilo, vanguardia, es respondón con el arte más viejo, se burla de lo anterior convencional y respetado. Por ejemplo, “Baudelaire se complace en la Venus negra precisamente porque la clásica es blanca”. La vanguardia es rompedora y creativa,  pág. 44-45. Así Europa se ha alejado del viejo tradicionalismo de Oriente, aunque, curiosamente, las vanguardias aprecian el adanismo, 46. También puede que las vanguardias surjan por una cierta fatiga de repetición de un estilo, 47. El arte viejo es serio, hierático, mientras que el arte nuevo es cómico y se interesa por la farsa, algo que no pueden entender los realistas del arte.48
  4. Intrascendencia del arte. El arte nuevo está más próximo al juego, tiene un aire deportivo, juvenil, no está conectado con compromisos políticos, religiosos o de otro carácter trascendente como sucedía en el arte viejo, 50-51 ¿Influjo nietzscheniano?
  5. Conclusiones. Pág.53-54.
B) ENSAYO.
(Resumen del artículo que se cita en esta página)
 (Apuntes del libro: El ensayo, entre la filosofía y la literatura. Granada 2002.  Editor .Juan Francisco García Casanova.)
Artículo: El espíritu del ensayo, de  Pedro Cerezo.
Forma mentis o forma  interna (como una especie de géneros de pensamiento o Denkformen); forma artística ( Kunstfor) o forma externa o literaria. (Se admitían genera dicendi)  Pág. 1
Espíritu del ensayo o carácter, cuño, estilo de pensar,  (no se refiere al estilo literario)  
Cerezo afirma que se refiere en este artículo a la forma interna del ensayo (forma mentis o espíritu del ensayo) pág.2, pág. 19 y ss.
Al no haber reglas ni convenciones metódicas, sino ensayistas, hay que admitir que el ensayo es una especie de  “instancia ejemplar de análisis”, de indagación o búsqueda, de tanteo, de espíritu crítico. (Hay también un aire de de familia de los ensayos con el espíritu del juego, pág. 2.
Gracián afirmará que el ensayo es un discurrir libremente sin sometimiento a cánones (reglas) de escuelas ni convenciones metódicas, pág. 5.
        El ensayo es un género que nace en el Renacimiento, en la Modernidad. Es Montaigne quien da nombre al género con la publicación de sus  Ensayos publicados en 1580. El ensayo es el género específico de un “pensamiento en fermentación” en el que no hay  “religión estable ni ciencia cierta”, cuando el saber no está ya bajo la guía de la fe ni tampoco el racionalismo y el espíritu sistemático están establecidos. El ensayo llena ese hueco como nueva forma de pensamiento.
        El sistema sigue el método apodíctico de la episteme griega, mientras que en  el ensayo  prevalece la reflexión, la indagación o búsqueda, la experimentación y el espíritu crítico como audacia interior para descubrir, como hará Kant en sus diferentes críticas, hasta someterá el entendimiento y la razón a la autocrítica.  pag. 3-5
        Según Klaus Günther, Montaigne ha sido  “el inventor genuino del género” pag. 6. Al no  atenerse a nada fijo y estable, ni a certidumbres absolutas, el ensayo será un camino de prueba, de experimentación, se explora “el orden  vital humano en sus más minuciosas circunstancias”, diríamos que “nada humano le es ajeno”. pág. 6
(Ver lista de ensayistas y la diferente temática analizada,) pág. 3
Ensayistas de todos los tiempos desde el Renacimiento. pág. 3,  como reacción a la Summa medieval, pág.4
Metafóricamente se puede definir como viaje y camino. (Es el nuevo camino). Para Montaigne es un viaje sin prejuicios y hacia lo desconocido. Se trata de ensayar-se, de tener experiencia en el camino según el lema machadiano. Así lo entienden también Descartes y  Bacon: “el viaje es, en la edad juvenil una parte de la educación;  y en la edad adulta, una parte de la experiencia”. Pag.8-10. El mismo Nieztsche dice que se trata de probar y probarse “un ensayar y un preguntarse fue todo mi camino”, “vivir peligrosamente”. (Así habló Zaratustra) (Citado por Cerezo pág. 10-11)
Importancia de la imaginación según  Montaigne. Se refiere a ella con el nombre genérico de  fantasías”  para indicar la pluralidad de las formas de imaginar en la vida de cada uno. Pág.14
El ensayista siempre habla de sí y por sí como dirá Descartes. Importancia del yo. pág.15. El yo como sujeto activo que va constituyéndose y descubriéndose a sí mismo. pág.16
Para Montaigne el ensayo nace de la experiencia de la precariedad y la relatividad, ya que nada es definitivo ni absoluto.  Todo exige diálogo, posibilidad de cambio. Se relativiza constantemente el propio argumento. pág. 17
ENSAYO COMO FORMA MENTIS.
Características del ensayo:
 - pensamiento crítico, pág. 19-23
 - pensamiento inquisitivo y heurístico, pág. 23-24 
 - pensamiento conjetural, 23-26
El ensayo posee un carácter crítico, antidogmático. No se deja seducir por soluciones rotundas y definitivas, está contra todo tipo de certeza absoluta, pág. 9-21.
        Para Nietzsche, al ensayo le va el talante transgresivo y subversivo del juego como le sucede al Niño Dionisos. 22
        El ensayo es conjetural, idea hipótesis. Es un pensamiento circunstancial y coyuntural. 24-25
       Tiene algo de carácter filosófico, se interesa por la verdad subjetiva, en la que está implica da la propia existencia (Kierkegard), 26; Y según  Ortega, la verdad hic et nunc, sub ratione instanis et circunstantiae. 26
También se acerca  a la literatura,  ya que pretende captar artísticamente la experiencia en la forma peculiar de la vida de un yo, 28. “El estilo es el hombre” (Unamuno) pág.28-29. El ensayo como género híbrido entre la filosofía (verdad, sistema) y la literatura  porque no hay método o procedimiento reglado sino imaginación y creatividad. 32.

11-05-2011.-PRESENTACIÓN: "VENTANAS EN MANHATTAN" de A. Muñoz Molina.
por Elisa (Biografía) y Lola (Resto), leida por Lola
                   Previo: Mi ignorancia  y mi admiración 

1.- Introducción:                
        Antonio Muñoz Molina representa actualmente una andadura literaria de las mas importantes y sobresalientes escritas en lengua castellana.
        Su maestría como escritor y la calidad literaria de su obra está fuera de toda duda  como lo evidencian los múltiples reconocimientos tanto de expertos como de lectores en general.
La obra de A. Muñoz Molina abarca tres áreas literarias, la   periodística o de articulista, los ensayos –iniciados en 1991 con “Córdoba de los Omeyas”  y las obras narrativas o novelas iniciadas  en 1985 con Diario de Nautilus.               
                 Algunos críticos encuentran que la obra de este autor se caracteriza por cierta “acumulación culturalista” especialmente  Ventanas en Manhattan que presentamos hoy. Larequi García lo expresa como una  “tendencia a adensar la prosa y dotarla de un espesor que a menudo se resiente por falta de algo más de ligereza y de frescura”
2.- Presentación:
 Ventanas en Manhattan es, en primer lugar,  un libro de viajes de estilo periodístico,   donde el autor escribe “como artículos” o  SECUENCIAS, concretamente 87, de lo que observa por las ventanas de ese  barrio “bazar del mundo” que es  Nueva York; En este libro no hay ni historia ni personajes en el sentido narratológico ni novelístico. El narrador en primera persona se acercaría a la óptica del ensayista alejándose de la del reportero a la que trasciende.
 Las secuencias se ordenan explicando la llegada a New York, la estancia, la despedida y la vuelta a España; y son contadas en tiempo presente, a excepción de la última, en que se evoca Manhattan desde Madrid.
 Ventanas de Manhattan supone un cierre del círculo –de 20 años de actividad periodística- que A. Muñoz Molina inicia en los 80 con sus artículos en el Ideal de Granada y que se manifestó en la publicación en 1984 de Robinson Urbano. Indirectamente, el autor lo reconoce al publicar su artículo 20 años 20 lecciones  en 2004 a la vez que el  libro que presentamos. 
        En segundo lugar, en  Ventanas de Manhattan destaca la relación entre el verbo y el arte; A. Muñoz Molina, observa gustoso en la ciudad  todas las formas de manifestación artística, particularmente la música  -a lo largo del libro resuenan con sus palabras todas las formas y estilos musicales-   pero también  el cine, la pintura, la escultura, la arquitectura y la fotografía. El autor explica en una entrevista por qué le dedica el libro a Luis Suñer, su editor; este le había pedido precisamente que escribiera “un libro en el que se expresase su relación con la música”.  Y se logra, y mucho más.
        En tercer lugar y acerca del origen del libro,  el propio autor lo explica como nacido por un lado  del 11 S y por otro de su propia autobiografía a  través del pretexto de la ciudad.       
        - En efecto, cuando ocurrió el 11-S, él estaba en NY y escribió una serie de artículos para El País; le cuenta a Antonio Caño en su entrevista: “se me creó un vicio, a cualquier parte que iba yo tenía que ir con mi cuaderno de tapas azules” ….. ”Yo hacía el mínimo de comentarios y el máximo de observaciones. No me parecía necesario interpretar nada, lo que parecía relevante era fijarme en los detalles…..De aquellos cuadernos   salió luego el libro”.  (El 11-S ocupa nueve secuencias, de las 87, de la 19 a 27).
- En cuanto al aspecto autobiográfico, él mismo dice:
“Me apeteció contar mi relación con la ciudad, razones personales, sentimentales, y sensaciones que pertenecen a la primera juventud”…… “a revivir el estado de trance que conocí en una plaza de Granada una tarde de verano cuando tenía 25 años, cuando descubrí de pronto, ligero de biografía, con mi primer trabajo y mi primer apartamento alquilado, contagiado por la lectura de De Quincey y de Baudelaire, que el espectáculo de la ciudad a mi alrededor contenía todas las posibilidades de la literatura, y que todo lo que veían mis ojos merecía ser celebrado y contado”
        Por último, a modo de resumen, mencionar la opinión del crítico  Fernando Iwasaki  de que “Ventanas de Manhattan no es un libro sobre Nueva York,  ES NUEVA YORK”.
Palabras clave: CREACION,  INVENCION de Manhattan, Torres gemelas,  autobiografía emocional, música y artes, observaciones precisas sin intención, soledad y conciencia de la individualidad.
Algunas pinceladas éticas de A. Muñoz Molina:  
- La riqueza y la pobreza en Ventanas de Manhattan y otros extremos como  el tránsito de la belleza a la desolación que suceden siempre  expeditivamente.
-  “Los planes que tenía la administración Bush con respecto al mundo eran anteriores al 11-S”
 - Sefarad es un símbolo universal del exilio y la exclusión. Según Eduardo Martin Larequi García, “Sefarad es una novela con intención ética”.
- La noche de los tiempos explica las raíces de la España actual. Trata de cómo eran los españoles y su sociedad en el tiempo de la república.
 En palabras de Santos Sanz Villanueva “horror, sinrazón y vesanía en el Madrid asediado”
  - Lección 9 de 20 años 20 lecciones: “He aprendido que los prejuicios y los malentendidos lo influyen a uno mucho mas de lo que cree, de modo que hace falta estar en guardia siempre contra ellos: quizás si Virginia Woolf no hubiera sido una mujer yo no habría tenido que llegar a los cincuenta años para descubrir la radicalidad estética y la hondura humana de novelas como Mrs. Dalloway o To the Lighthouse”
Selección con mi criterio personal de lecciones más bien  literarias (como las 7 y 11) y más bien personales (como las 9 y 20).
BIOGRAFÍA
Antonio Muñoz Molina nació en Úbeda (Jaén) el 10 de Enero de 1956.  Asistió al colegio salesiano Santo Domingo Savio de Úbeda, y cursó Geografía e Historia en la Universidad de Granada especializándose en Arte, después de un intento fallido de estudiar Periodismo en Madrid.
Sobre estos años de su primera formación cuenta Muñoz Molina en su blog personal “hice el bachillerato elemental –entre los once y los catorce años- en el colegio Salesiano de Úbeda, donde descubrí que a uno lo podían tratar de manera distinta según la posición social que tuviera su familia. Por fortuna el bachillerato superior lo hice en un instituto de Enseñanza Media: el San Juan de la Cruz. La enseñanza tan sólida que recibí allí y el trato a la vez respetuoso y firme de los profesores creo que son la columna vertebral de mi educación y hasta de mi ciudadanía. Si no aprendí más fue por desidia, o por confusa rebeldía adolescente. La formación intelectual que no podía darme mis padres la recibí de mis maestros en la escuela y mis profesores en el Instituto: por eso tal vez soy un defensor tan apasionado de la instrucción pública como fundamento de la justicia social.”
Desde muy joven se sintió atraído por la lectura. Hacia los once o los doce años –según relata él mismo-  empezó a leer a Julio Verne, Mark Twain,  Stevenson,  Agatha Christie, o Dumas. Julio Verne fue el primer escritor que le hizo comprender que las novelas las escribía alguien, que no eran una parte espontánea del mundo. Por imitación de Verne concibió la posibilidad fantástica de hacerse también escritor
En 1974 se estableció en Granada, donde trabajó como funcionario organizando conciertos y actividades culturales y colaboró como columnista en el diario de Granada; su primer libro es una recopilación de esos artículos y aparece en 1984 con el título de “El Robinson urbano”. Al año siguiente publica su primera novela “Beatus Ille”. Siguió publicando novelas con regularidad hasta que en 1991 le otorgan el Premio Planeta por “El Jinete Polaco”
Esta fecha supone un cambio de rumbo en su vida. Se marcha a vivir a Madrid, se separa de su esposa y comienza una nueva relación con Elvira Lindo, también escritora y actual esposa.

En 1990 viajó por primera vez a Nueva York . En 1993 pasa una primera temporada en Estados Unidos dando clases en la Universidad de Virginia.
En 2001 y 2002 dio clases de literatura en la City University. Los atentados del 11 de Septiembre le sorprendieron allí y  envió regularmente sus crónicas al periódico El País del que ha sido habitual colaborador al igual que su esposa. En 2004 fue nombrado director del Instituto Cervantes de Nueva York, cargo que ha desempeñado durante dos años
Fue nombrado académico de la Lengua en 1996 cuando contaba 40 años. Ocupa el sillón u. En 2007 es investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Jaén como reconocimiento a toda su obra.
SU OBRA
Su primera novela, “Beatus ille”, aparece en 1986, aunque se gestó durante varios años. En ella figura la ciudad imaginaria de Mágina, trasunto de su natal Úbeda que reaparecerá en otras obras suyas.
En 1987 gana el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa      por “El invierno en Lisboa” y en 1991 el Premio Planeta por “El jinete polaco”, por la que vuelve a ser Premio Nacional de Narrativa en 1992.
Otras obras destacadas son Beltenebros (1989) una novela de amor, intriga y de bajos fondos en el Madrid de la posguerra con implicaciones políticas
Los misterios de Madrid (1992) -publicada inicialmente como serial a capítulos en el diario El País.
 “El dueño del secreto” (1994) “Plenilunio”, “Ventanas de Manhattan” o “El viento de la luna” son otras señaladas obras de este autor.  En el otoño de 2009 se publica su novela “La noche de los tiempos”, un monumental trabajo que recrea el hundimiento de la Segunda República y el inicio de la Guerra Civil Española a través de las peripecias de un arquitecto llamado Ignacio Abel.
Además de las novelas son varias las recopilaciones que se han hecho de sus artículos en prensa ya que ha sido colaborar de varios periódicos de tirada nacional. Pero quizá sean menos conocidos sus ensayos sobre Literatura, publicados en 1993, bajo el título de “La realidad de la ficción”. Son cuatro ensayos en los que intenta poner en limpio sus ideas sobre el oficio de contar. Surgen de unas conferencias que había dado en la Fundación Juan March en Madrid en 1991

6-04-2011.-PRESENTACIÓN: "LA GENERACIÓN DEL 98".
por Elena Escolano.

Para reunir y dar nombre propio a un grupo de escritores, además de haber nacido en fechas cercanas (todos lo hicieron entre 1864 y 1875), parece que deba darse una serie de circunstancias tales como un acontecimiento generacional que los aglutine,  una formación intelectual que los relacione y, sobre todo, rasgos comunes en cuanto a  ideología.  Es el caso de la llamada Generación del 98.
Esto no niega que en una misma franja cronológica, puedan haber nacido otros que, por circunstancias de estilo u orientación de pensamiento, no se les incluya en dicho grupo y sí en otros movimientos, como sucede con  Rubén Darío, creador del Modernismo, o con los grandes poetas Antonio Machado (hay quien sí lo hermana con los del 98), Juan Ramón Jiménez etc.
El nombre de “Generación del 98” se atribuyó durante un tiempo a Azorín,   hoy se sabe que  fue el político e historiador Gabriel Maura (1879-1963) quien, polemizando con Ortega y Gasset, utilizó esta etiqueta para referirse a los escritores que hicieron suyo el problema de la  España del momento. Después fue Azorín quien lo popularizó en sus artículos.
A finales del siglo XIX, coincidiendo con la violenta sacudida que produjo en España la pérdida de los últimos restos del imperio colonial (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), un grupo de escritores, los conocidos bajo el nombre de “La Generación del 98”, imprime nuevos rumbos al pensamiento en el aspecto patriótico o político-social y en el estético.
La posición primaria del grupo, si hemos de dar crédito a Azorín, uno de sus más genuinos representantes, fue de protesta contra “lo viejo”, es decir, contra lo carente de consistencia real, tanto en política como en arte. En el aspecto político-social el malestar ya había sido acusado por varios escritores y sólo faltaba el desastre colonial para que los hombres del 98 lanzasen su protesta hecha de pesimismo, de rebeldía, de crítica y de ansias de mejoramiento. Sin embargo había en ellos un intenso amor a los valores eternos de España: los viejos pueblos, el paisaje, los poetas primitivos –Berceo, Juan Ruíz, Santillana-, el Quijote, la pintura del Greco, la poesía de Góngora, el pensamiento de Larra, y precisamente de esta consideración surge el aspecto positivo en su ideología política, pues, habiendo comenzado por pedir la “europeización de España” acabaron por pedir la “españolización de Europa” y ensalzar los valores raciales, literarios y ecuménicos de nuestra patria.
En el aspecto literario es innegable que la generación del 98 es realmente fructífera. Su “curiosidad” por lo extranjero dio lugar a un renacimiento que, actuando unas veces sobre el pensamiento y otras sobre la expresión, convierte a cada uno de sus componentes en verdaderas personalidades, concretas y diferenciables, cuya obra queda ya consagrada en los anales literarios.
El precursor fue Ángel Ganivet. Interesante su preocupación estética por  Granada (allí nació en 1865), la preocupación política referida a España (siempre desde un pesimismo estoico a la manera de Séneca) e interesante lo que nos dio a conocer sobre hombres y costumbres nórdicas cuyos países conoció en misiones diplomáticas.
Don Miguel de Unamuno (1864-1936), de Bilbao, dentro del grupo, representa la “agonía” esto es, la lucha, la angustia, la preocupación por todos los problemas, esencialmente el de la inmortalidad. Con un estilo de intensa subjetividad, lleno de pasión y de inquietudes, fue ensayista, escribió novelas, poesía y teatro.
Pío Baroja, nacido en San Sebastián en 1872, representa el dinamismo, la acción, la vida inquieta y apasionada con un fondo filosófico crudo, amargo y un estilo realista, sin aparentes preocupaciones estéticas, capaz de plasmarse en inefables momentos de intensidad. Su producción es extensa y abarca desde novelas y cuentos hasta ensayos y divagaciones sobre muy diversos temas y escenarios.
Azorín (José Martínez Ruíz, nacido en Monovar en 1874), frente a la lucha interna de Unamuno y frente al dinamismo de Baroja, nos da una visión estática y detallada de las cosas. Su prosa es limpia, clara, cortada en oraciones sueltas, huyendo siempre de lo accesorio. Tiene logrados libros sobre su visión de España, novelas y un intento de innovación en el teatro.
Ramón del Valle Inclán (1869-193699). Gallego. Es discutible para algunos críticos su pertenencia a la generación que estudiamos, pero la mayoría de ellos lo incluye.        
Se ofrece como exclusivamente preocupado por problemas puramente estéticos, al margen de cualquier actitud polémica que, sin embargo, no dejó de ejercer en su estilo irónico y mordaz. En torno a su persona se formó una aureola tan novelesca como la de sus personajes. Fue lírico, artificioso a veces, rítmico y buen evocador de imágenes y sensaciones. Cultivó la poesía, la novela y la dramaturgia.
Finalmente, Ramiro de Maeztu (1875-1936), vasco, es ante todo el tipo de periodista serio, atento siempre a la problemática universal. Con Unamuno es, de los autores del 98, el que más vivo ofrece la evolución de su ideología. La visión de la patria decadente le induce a la “europeización”, pero en su obra, “Defensa de la Hispanidad”, ensalza la labor realizada por Eapaña, afirmando que “la misión de los pueblos hispánicos consiste en enseñar a todos los hombres de la tierra que, si quieren, pueden salvarse y que su elevación no depende sino de su fe y de su voluntad”.
He aquí una muy extractada reseña de lo que fue el  importantísimo grupo literario del 98.    


6-04-2011.-PRESENTACIÓN DEL ESCRITOR PIO BAROJA.
por Pilar Modrego.

        Pío Baroja es un genuino representante de la llamada Generación del 98. Sus 83 años de vida dan para una extensa biografía. Se conoce casi toda su obra pero quizás algo menos   su persona.
        Es muy fácil rellenar estas lagunas a través de las nuevas técnicas a las que todavía hemos tenido la suerte de llegar haciendo válido el dicho de “más vale tarde que nunca”. Me refiero a Internet, claro, así que no me extenderé demasiado en este capítulo y dejaré al interés de cada uno el ampliarlo por sí mismo.
Nacido en 1872 en San Sebastián, fue el tercero de tres hermanos: el mayor murió joven, el segundo, también escritor y pintor importante, y por último su hermana, Carmen, nacida más tarde, a la que estuvo siempre muy unido. Es el marido de ésta, Rafael Caro Reggio quien editaría toda la obra del escritor.
        Debido a la profesión del padre, Ingeniero de minas del Estado, la familia se vio obligada a constantes cambios de residencia a lo largo de toda España. Este continuo ir y venir inculcó  en él la afición por los viajes, llegando a ser un infatigable viajero que le llevó a conocer gran cantidad de países. No obstante su vida doméstica transcurrió siempre entre Madrid y Vera de Bidasoa, la casa familiar.
        Estudió y se licenció en medicina, pero tras ejercer como médico poco más de un año en Cestona, abandona y vuelve a Madrid donde regenta junto a su hermano una panadería familiar, que deja  también para dedicarse a la escritura, a lo que se consagró   el resto de su vida. Junto con su hermano Ricardo, Azorín y Ramiro de Maeztu participa activamente en la vida literaria de aquellos tiempos.
        Pasó la guerra civil en Francia y regresó a Madrid en 1940. Desde entonces y hasta su muerte, siguió escribiendo, alejado de las actividades públicas. Baroja, como buen noventayochista desea reformar esa sociedad en la que vive, pero el desengaño y la incomprensión le llevan de un anarquismo juvenil a una postura individualista y escéptica, a la negación de cualquier posibilidad de cambio social.
        De su vida personal se deduce que su relación con las mujeres fue escasa (no se casó ni mantuvo una relación estable conocida), y esto, añadido a su preferencia por la soledad, ha contribuido a forjar la imagen que de él nos ha llegado: con la boina calada, una bufanda sobre los hombros, y el gesto de una persona esquiva, para algunos, huraña.
        Su sobrino, Julio Caro Baroja, en su libro Los Baroja,  hace de él una descripción muy elocuente: “Mi tío, dice, no estaba contento con nada; ni la política, ni la literatura, ni el arte, ni las costumbres de la gente al uso. Su carrera como médico había sido un fracaso, y al borde de los 30 años todavía no había hecho nada notable que estuviera a la altura de lo que él sentía llevaba dentro. Pero de los 28 a los 40 años, de 1900 a 1914 fue una maravilla lo que produjo. Una tras otra salieron de su cabeza 10-15 novelas estupendas que causaron asombro, incluso en un país tan poco aficionado a la lectura como España. Probablemente con esta producción, y con el relativo éxito literario, que no económico, el carácter de mi tío cambió algo. Se hizo más tranquilo al tener conciencia de su valía.
Su obra: Baroja escribió fundamentalmente novela, aunque publicó algunos poemas e hizo alguna incursión en el teatro y el ensayo con resultados muy mediocres.
        Escribió más de 75 obras  a lo largo de su vida. Su obra, muy estimada por la mayoría, tuvo también sus detractores que le acusaron de practicar la literatura como diversión y no como arte. Baroja, en efecto, desprecia los recursos tradicionales del “arte de novelar”, y sus obras se limitan generalmente a desarrollar acontecimientos y describir personajes que el autor intenta integrar muchas veces  forzadamente, y sirviéndose de uno de ellos como hilo conductor. La mayoría de los personajes en las novelas de Pío Baroja son seres inadaptados, incapaces de luchar para salir del mundo que les rodea y que no les gusta, lo que les lleva a convertirse en seres frustrados, vencidos y destruidos, condenados a someterse a las reglas que habían rechazado.
        Considera Baroja la vida como una lucha cruel y dolorosa, una batalla que el débil tiene perdida de antemano. La influencia del superhombre de Nietche está presente en sus personajes, y  la filosofía  de Sopenahuer  también late en sus ideas.
        Su extensa obra fue agrupada un tanto artificialmente por el autor en trilogías, entre las que destacan: Tierra Vasca: que agrupa una de sus mejores y  populares  novelas: “Zalacaín el aventurero”. “La casa de Aitgorri”. “El mayorazgo de Labraz”. La raza: en la que destaca especialmente “El árbol de la ciencia”, tanto por sus valore  literarios como por su carácter ideológico. “La dama errante”. “La ciudad de la niebla” . La lucha por la vida: integra, “La busca”. “Mala hierba”. Aurora Roja”.  Otros títulos como  El mundo es ainsí. César o nada. Las inquietudes de Shanti Andía, etc. completan la producción de Baroja, quizás el autor del 98 más leído y  editado.
        Mucho se ha hablado del estilo y la forma de las novelas de Baroja como el más desaliñado de su generación. Pero su estilo coloquial, nervioso y sencillo, consigue una fuerza expresiva evidente, alejada de la retórica y el párrafo  ampuloso. En sus novelas predomina el argumento sobre  el estilo: todo se subordina a la acción. Posiblemente sea esta la causa por la que don Pío sigue manteniendo un buen número de lectores entusiastas de sus obras. Decía Ortega y Gasset analizando  los escritores de su  época,  que en la obra de Pío Baroja el aire circula de punta a punta a través de su escritura.
        Y para finalizar, un breve resumen del libro “El árbol de la ciencia”  que la lectura individual de cada uno de nosotros, nos llevará a conocer y analizar su contenido a lo largo de las próximas tertulias.
        La obra narra la vida de Andrés Hurtado, desde su etapa de formación hasta su suicidio, al que se ve quizás abocado  al morir su esposa y el hijo que esperaba. Como el mismo Baroja, Andrés estudia Medicina en Madrid y se marcha a un pueblo a ejercer. La obra tiene por tanto algunos rasgos autobiográficos, aunque la psicología de Andrés se aleje bastante de la del autor.
        Son muchos las reflexiones interesantes que se pueden apreciar en la novela, pero tal vez sea la descripción que hace de Alcolea del Campo, el pueblo al que va a trabajar Andrés en el que pudiéramos detenernos, para descubrir esa visión que Baroja hace de la España desesperanzada, pesimista y amarga tan típicamente barojiana.

9-03-2011.-PRESENTACIÓN DE "LA TIA JULIA Y EL ESCRIBIDOR" DE VARGAS LLOSA
por Mari Carmen Llavador.


1.-BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA
               Jorge Mario Pedro Vargas Llosa nació un domingo 28 de marzo de 1936, en el seno de una familia de clase media, de ascendencia mestiza y criolla, en la ciudad de Arequipa, en el sur del Perú. Hijo único de Ernesto Vargas Maldonado y de Dora Llosa Ureta, aunque su madre ya estaba separada cuando nació y no conocería a su padre hasta la edad de diez años.
               El reencuentro con su padre significará un cambio en su formación que ingresa en el Colegio Militar Leoncio Prado de Lima. Allí solo estudia, tercer y cuarto año; sin embargo, termina la secundaria en el Colegio San Miguel de Piura.
               En 1953 ingresa en la Universidad Nacional de San Marcos, donde estudia Derecho y Literatura. Participa en la política universitaria a través de Cahuide, nombre con el que se mantenía vivo el Partido Comunista Peruano, entonces perseguido por el gobierno, contra el que se opuso a través de los universitarios y con algunas protestas en plazas. Después dejó el grupo y se hizo Demócrata Cristiano. Durante este tiempo, trabajó como asistente del renombrado historiador sanmarquino Raúl Porras Barrenechea
               En 1955, con 19 años, se casa con Julia Urquidi, 10 años mayor y tía política por parte de su madre. Los recién casados tuvieron que separarse debido al rechazo que causó en su familia. Para lograr mantener una vida en común, el joven Mario, ayudado por Raúl Porras Barrenechea, consigue hasta siete trabajos simultáneos: como asistente bibliotecario del Club Nacional, escribiendo para varios medios periodísticos e incluso catalogando nombres de las lápidas del Cementerio Presbítero Matías Maestro. Finalmente como periodista en Radio Panamericana.
               En 1957 se gradúa de bachiller en Humanidades en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y presenta su tesis “Bases para una interpretación de Rubén Darío”, por lo que le conceden la beca “Javier Prado” para seguir cursos de postgrado en la Universidad Complutense de Madrid.  Antes realizaría un viaje por la amazonia peruana, que le sirvió para ambientar algunas de sus novelas.
               En 1964 regresa a Perú. Se divorcia de Julia Urquidi
               En 1965 se casa con su prima Patricia Llosa. Viaja a La Habana, donde forma parte del jurado de los Premios Casa de las Américas y del Consejo de Redacción de la revista Casa de las Américas; hasta que el caso Padilla, poeta cubano, marca su distanciamiento definitivo de la revolución cubana en 1971.
               En 1967 trabaja como traductor para la UNESCO en Grecia, junto a Julio Cortázar; hasta 1974 su vida trascurre residiendo alternadamente en París, Londres y Barcelona.
               En 1975 es nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua.
               En 1976 es elegido Presidente del Pen Club Internacional.
               En 1981 dirigió el programa televisivo La Torre de Babel, transmitido por Panamericana Televisión,
               En 1983, el presidente Fernando Belaúnde Terry, le pide que presida la Comisión Investigadora del caso Uchuraccay para averiguar sobre el asesinato de ocho periodistas. Viudas y madres de los periodistas asesinados en Ayacucho se indignan al recordar la injusticia que apañó el escritor. 
               En 1987 se perfila como líder político al mando del Movimiento Libertad, que se opone a la nacionalización de la banca que proponía el entonces presidente de la República Alan García Pérez.
               En 1990 se presenta como candidato a la presidencia de la República por la coalición política de centroderecha Frente Democrático-FREDEMO. Pierde las elecciones y regresa a Londres.
               En 1993 obtiene la nacionalidad española, sin renunciar a la nacionalidad peruana.
               En 1994 recibe el premio Cervantes. Es designado como miembro de la Real Academia Española.
               En 2010 recibe el Premio Nobel de literatura.
                             
               Sus obras han sido traducidas al francés, italiano, portugués, catalán, inglés, alemán, holandés, polaco, rumano, húngaro, búlgaro, checo, ruso, lituano, estonio, eslovaco, ucraniano, esloveno, croata, sueco, noruego, danés, finlandés, islandés, griego, hebreo, turco, árabe, japonés, chino y coreano.

               Los méritos y reconocimientos lo acompañan a lo largo de su carrera. Asimismo, ha sido Profesor Visitante o Escritor Residente en varias universidades alrededor del mundo, como en el Queen Mary College y en el King´s College de la Universidad de Londres, en la Universidad de Cambridge y en el Scottish Arts Council (Inglaterra); en el Washington State, en la Universidad de Columbia, en el Woodrow Wilson Internatíonal Center for Scholars del Smithsonian Institutíon, en la Universidad Internacional de Florida, en la Universidad de Harvard, en la Universidad de Siracusa, en la Universidad de Princeton y en la Universidad de Georgetown (Estados Unidos); en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras (Puerto Rico); en el Wissenschaftskolleg y en la Deutscher Akademischer Austauschdienst (Berlín, Alemania); entre otras.


Después de esta breve presentación comenzaré diciendo que, Mario Vargas Llosa está de rabiosa actualidad, no solamente por habérsele concedido el premio Nobel, el marquesado por el Rey Juan Carlos, y haber sido invitado de honor para inaugurar la Feria del Libro de Buenos Aires. Sino porque más tarde recibió una carta de Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, invitándole a que “reconsiderase” dicha invitación.
        Mario Vargas Llosa pensó, cuando supo que habían propuesto vetarle como conferenciante de honor en la Feria del Libro de Buenos Aires, que esas noticias eran una broma. Pero se equivocaba porque Horacio González, que ha pasado de intelectual a censor, solamente porque Vargas Llosa no comparte sus posiciones políticas o su modo de apreciar el desempeño de tal o cual gobierno latinoamericano le ha escrito:
(…) Lo invito a que reconsidere esta desafortunada invitación que ofende a un gran sector de la cultura argentina (…)
        Pero hasta la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner ha tenido que llamar a Horacio González para pedirle que retire la penosa carta, instando a que se preserve la vocación de libre expresión de ideas políticas en la Feria del Libro.
        Vargas Llosa ha respondido inmediatamente en el diálogo que ha mantenido con Juan Cruz Ruiz, escritor y periodista español:
        (…) Lo último que se me hubiera ocurrido es ir a inaugurar la Feria del Libro para hacer política. No era lo propio, lo adecuado. Sé que hay un sitio para cada cosa. Ahora ellos han creado una situación muy difícil porque sería un terrible escamoteo que yo no hablara de mis posiciones y mis ideas cuando me querían prohibir que lo hiciera… Es una cuestión de dignidad, de coherencia, y sería una frustración para quienes quieran escucharme que no me dé por enterado de lo que han dicho, de las acusaciones que me han hecho y, además, de las etiquetas que me han colocado (...)
        (…) Sobre todo porque esa actitud ha sido encabezada por el director de la Biblioteca Nacional; que sea él quien pida un veto, una censura, con unos argumentos nacionalistas tan pequeñitos, tan estrechos, es desmoralizador (...)
        (…) Recordé inmediatamente que la única vez que había sido censurado en Argentina fue con la dictadura de Videla. Me prohibió Pantaleón y las visitadoras y La tía Julia y el escribidor. Tengo un decreto absolutamente maravilloso firmado por el general Harguindey, el que era ministro del Interior, explicando las razones, diciendo que yo había ofendido al Ser argentino…” Además me acordé de que la Biblioteca Nacional argentina ha tenido como directores a Jorge Luis Borges, a Leopoldo Lugones… Es decir, a la mejor tradición argentina, grandes creadores que, aparte de sus ideas políticas, yo creo que jamás hubieran pedido censuras o vetos contra escritores que no pensaban como ellos (…)
Y Vargas Llosa sigue diciendo:

         (…)¿Qué un escritor no puede venir a meter la nariz en cuestiones nacionales? Entonces no habría ninguna posibilidad de escribir ni de opinar sobre nada ni nadie con ese argumento tan pequeño. ¡Si una de las cosas más interesantes de la cultura argentina ha sido la universalidad! Los escritores argentinos se han pasado la vida metiendo las narices en el mundo entero. Yo pensaba que en Argentina esto ya no era posible. ¡Pero, fíjate, es posible! Y lo extraordinario es que no ha sido uno, sino un grupo, no sé cuántos, ni sé tampoco las credenciales intelectuales que tienen. Pero que haya un grupo que pida vetos y censuras sobre sus colegas porque no piensan como ellos me parece de la peor tradición latinoamericana de la que estamos tratando de librarnos y me confirma en mis ideas a favor de la democracia, del liberalismo… De la tolerancia, básicamente. Eso es lo bueno. Que haya diálogo, comunicación, discrepancia, es muy bueno y muy sano. Básicamente es lo que es la democracia. En lugar de matarse y apalearse, discutir, cambiar ideas en lugar de piedras y palos. Pero claramente hay un espíritu piquetero que no acaba de desaparecer y que incluso contamina a cierto medio intelectual (…)
        No es la primera vez que Mario Vargas Llosa ha sido vetado, por ejemplo, lo fue en Perú, su país, cuando escribió La ciudad y los perros, cuyos ejemplares fueron quemados en público. Fujimori lo proscribió como ciudadano. En Argentina fue tachado por la censura militar. Octavio Paz casi lo echó de Méjico, porque dijo que el PRI (Partido Revolucionario Institucional) era la dictadura perfecta. Luego se reconcilió con él. Ahora Mario Vargas Llosa ha vuelto a hablar recordando lo de Argentina:
Por Roberto Páez González:
        (…) Las muy trilladas ideas políticas de Vargas Llosa son las únicas que tiene y por eso no se va a privar de decirlas en Buenos Aires, ahorita, cuando venga en abril. Pero claro, él asegura que quisieron vetarlo porque aquí hay “espíritu piquetero”. En el Clarín de hoy, donde dicen eso, la nota está titulada “La situación que han creado me obliga a hablar de política. Pero lo que lo obliga a hablar de política es su compromiso con las derechas más conservadoras de EEUU y Europa, con las derechas al acecho en Latinoamérica. Y quien firma la nota no es tan sólo un periodista, sino un amanuense directo de MVL, Juan Cruz Ruiz, mencionado en la nota como escritor español (¡vaya! ¡como Cervantes!). Y habla como su alter ego. Ahora que el señor Vargas Llosa está al corriente de lo que se dice de sus posiciones políticas y que asegura que no las va a escamotear, tendremos la ocasión de debatirlas abiertamente y sin concesiones (…)
        (…) Pero si bien comenzó a hacerse conocer entre otros escritores latinoamericanos –y más bien de izquierdas- en los años sesenta, después abrazó causas de derecha hasta convertirse en uno de los adalides del neoliberalismo y trazar puentes visibles e invisibles con los autores de las peores tropelías políticas y beligerantes, como el identificarse en diversas facetas con cada uno de los célebres personajes de la foto de las Azores, en la que todos parecen ser los que ríen mejor (…)
Por Roberto Páez González
(…) Por cierto, quieren achacarnos que la propuesta de vetarlo viniera de la Biblioteca Nacional. Falso: era un reclamo, no un veto. Pero dejémonos de ésas… porque no son minucias: de lo que se trata es de una batalla cultural y sabe muy bien el Nobel y también su asistente, que el papel de Vargas consiste en cuestionar a los gobiernos populares latinoamericanos en todos los foros, cantar encendidas loas al neoliberalismo en el atrio de la libertad excelsa y abstracta, y darle una manita a los empleados locales de los intereses norteamericanos (…)
(…) Claro que no se trataba de una broma. Y claro que Vargas finge que todo podría haber sido una broma, pero no deja de tomárselo en serio. Está sabiendo que su itinerario sin réplicas se ha acabado. Cuenta con todos los grandes megáfonos en batería de la uniformada comunicación globalizada, pero discierne que por todos los reductos del pensamiento independiente y del pensamiento latinoamericano embanderado no le vamos a dar tregua (…) 
(…) Por ahora, juega con ficciones como la del “desaforado” periodista que desde Italia habría usurpado su identidad “para decir, en Facebook, sistema que Vargas desconoce, que ni por asomo pensaba renunciar a su derecho a hablar en ese extraordinario foro de Buenos Aires”. Cruz confirma que “el delincuente italiano” tiene razón. Pero al despertarse en México, Vargas consideró que al que no quiere caldo le dan siete tazas y por tanto, vendría y no sólo de libros hablaría, sino de política, “diciendo lo que tendría que decir”, aunque ello disguste a estos intelectuales críticos argentinos (…)    
 (…) El pobre Vargas, se levantó temprano como siempre, pero sorprendido y triste. Sobre todo porque esa actitud haya sido encabezada por el director de la Biblioteca Nacional; que sea él quien pida un veto, una censura, con unos argumentos nacionalistas tan pequeñitos, tan estrechos, es desmoralizador (…) 
(…) Ya está claro que Vargas no se va a privar de atacar a Horacio González, y pasándose de vivo, a través de él nos acusa a todos de esgrimir “unos argumentos nacionalistas tan pequeñitos, tan estrechos” que “es desmoralizador”. Lo que lo desmoraliza es en realidad la confrontación de ideas, de la que no se salvará y tanto menos cuando tenga la palabra (…)
(…) Cabe llamarle la atención, primero que nada, sobre lo muy limitada que es su capacidad de juicio cuando afirma que el disgusto nuestro por ese rol suyo en la Feria del Libro “no está a la altura de lo que es la cultura argentina”. Nobel, marqués o famoso, no por ello le reconocemos título habilitante para juzgarnos (…)
(…) Puede Mario Vargas Llosa haber escrito “resmas enteras de textos sobre algunos de aquellos personajes sobre los que se edifica el conocimiento exterior de la cultura argentina de los últimos siglos” (que son sólo dos) y no obstante calzar en la horma del pensamiento de la élite vasalla semi colonial. Incluso cuando incluye en su homenaje a las letras argentinas nombres de escritores que son constitutivos de nuestra cultura. No por ello nos interpreta acertadamente (…)
(…) La verdad rapidita es que todo es pretexto para que tome el micrófono y conteste las nuevas ganas culturales que se viven en Argentina, junto al desendeudamiento, la recuperación de la soberanía para decidir en la Casa de Gobierno, el incremento del nivel de empleo, los salarios y el PBI (en especial, industrial), las medidas sociales como la Asignación Universal por Hijo, la sensación de Fiesta a causa de todo ello y del Bicentenario y la perspectiva de profundizar estos cambios (…)
(…) Frente a la chatura inquebrantable de los líderes de la derecha argentina, adustos, sin gracia, sin ideas, el paso de Vargas por los escenarios de Buenos Aires está montado, desde luego, para que hable y para que hable de política. ¿Vargas podría haberse equivocado? Nos asegura que las reacciones contrarias a esa participación suya en la Feria del Libro le dan la razón. Entonces engrana con su pesada cruz de penitente y recuerda que lo vetaron un montón de veces. Mal que le pese se tendrá que desaznar(…) 
(…) Ciertamente, la Biblioteca Nacional tuvo como directores a Leopoldo Lugones, a Jorge Luis Borges y ahora su director es Horacio González. La evaluación del señor MVL al respecto está fuera de lugar. Cruz, con falsa ingenuidad habla de un escritor que no podría venir a meter la nariz en cuestiones nacionales, pero tanto él, como Vargas y algunos encantados anfitriones locales saben que lo que causa escozor es su papel de meterete profesional, perfectamente respaldado por el enjambre de “asociaciones” que lo usan de ariete o de Caballo de Troya (…)   
        Vargas afirma: (…) Lo extraordinario es que no ha sido uno, sino un grupo, no sé cuántos, ni sé tampoco las credenciales intelectuales que tienen. Pero que haya un grupo que pida vetos y censuras sobre sus colegas porque no piensan como ellos me parece de la peor tradición latinoamericana de la que estamos tratando de librarnos y me confirma en mis ideas a favor de la democracia, del liberalismo… De la tolerancia, básicamente (…)
        (…) ¡Qué lindo sería el mundo, señor Vargas, ¿verdad? Si usted pudiera desparramar su talento literario, su personaje histriónico y su sacerdocio de liberal a ultranza sin que se le opusieran unos cuantos intelectuales que no le reconocen estar cumpliendo un papel serio en favor de la democracia! ¡Y vaya! ¡Tampoco en favor de la justicia social, ni de la segunda independencia de Latinoamérica! Porque es por eso que lo ayudan tanto a usted esas otras asociaciones que lo invitan o lo apoyan permanentemente: ¡porque usted también es un permanente de esos intereses (…)      (…) Mi polémica con Günter Grass, dice Vargas Llosa,  se debió justamente a que me pareció incoherente con su muy respetable posición en la vida política de su país que nos propusiera a los latinoamericanos “seguir el ejemplo de Cuba”. Porque si el comunismo no era, a su juicio, una opción aceptable para Alemania y Europa, ¿por qué debía serlo para América Latina? Es verdad que, para muchos intelectuales europeos, América Latina era en aquellos años -lo sigue siendo para algunos retardados todavía- el mundo donde podían volcar las utopías y nostalgias revolucionarias que la realidad de sus propios países había hecho añicos, obligándolos a resignarse a la aburrida y mediocre democracia (…)
        El escritor mexicano Octavio Paz afirmó en Sevilla en 1986 que algunos escritores europeos hablan de Latinoamérica "guiados de buenos sentimientos, pero con una miopía histórica extraordinaria", refiriéndose a la polémica que mantenían el escritor peruano Mario Vargas Llosa y el alemán Gunter Grass. "Tengo más simpatías por Vargas Llosa porque comprendo las dificultades que tenemos los escritores independientes con nuestros colegas europeos para hacernos entender en Europa", dijo Octavio Paz.
        Vargas Llosa defendió a Gunter Grass, a pesar de haber tenido una polémica con él, por sus declaraciones de haber servido unos meses, a los 17 años, en la Waffen-SS, nazi.
        (…) Günter Grass ha sido uno de los últimos grandes intelectuales que asumió lo que se llamaba “el compromiso” en los años cincuenta con una resolución y un talento que le ganaron siempre la atención de un vasto público, que desbordaba largamente el medio intelectual. Es difícil saber hasta qué punto sus manifiestos, pronunciamientos, diatribas, polémicas, influyeron en la vida política y tuvieron efectos sociales, pero no hay duda de que en el último medio siglo de vida europea, y sobre todo alemana, las ideas de Günter Grass enriquecieron el debate cívico y contribuyeron a llamar la atención sobre problemas y asuntos que de otra manera hubieran pasado inadvertidos, sin el menor análisis crítico. A mi juicio, se equivocó oponiéndose a la reunificación de Alemania y, también, poniendo en tela de juicio la democratización de su país, pero, aun así, no hay duda de que esa vigilancia y permanente cuestionamiento que ha ejercido sobre el funcionamiento de las instituciones y las acciones del gobierno es imprescindible en una democracia para que ésta no se corrompa y se vaya empobreciendo en la rutina.
Tal vez el formidable escándalo que ahora rodea su figura tenga mucho que ver con esa función de “conciencia moral” de la sociedad que él se impuso y que ha mantenido a lo largo de toda su vida, a la vez que desarrollaba su actividad literaria. No me cabe duda de que Günter Grass es el último de esa estirpe, a la que pertenecieron un Victor Hugo, un Thomas Mann, un Albert Camus, un Jean-Paul Sartre. Creían que ser escritor era, al mismo tiempo que fantasear ficciones, dramas o poemas, agitar las conciencias de sus contemporáneos, animándolos a actuar, defendiendo ciertas opciones y rechazando otras, convencidos de que el escritor podía servir también como guía, consejero, animador o dinamitero ideológico sobre los grandes temas sociales, políticos, culturales y morales, y que, gracias a su intervención, la vida política superaba el mero pragmatismo y se volvía gesta intelectual, debate de ideas, creación.
Ningún joven intelectual de nuestro tiempo cree que ésa sea también la función de un escritor y la sola idea de asumir el rol de “conciencia de una sociedad” le parece pretenciosa y ridícula. Más modestos, acaso más realistas, los escritores de las nuevas generaciones parecen aceptar que la literatura no es nada más -no es nada menos- que una forma elevada del entretenimiento, algo respetabilísimo desde luego, pues divertir, hacer soñar, arrancar de la sordidez y la mediocridad en que está sumido la mayor parte del tiempo el ser humano, ¿no es acaso imprescindible para hacer la vida mejor, o por lo menos más vivible? Por otra parte, esos escritores que se creían videntes, sabios, profetas, que daban lecciones, ¿no se equivocaron tanto y a veces de manera tan espantosa, contribuyendo a embellecer el horror y buscando justificaciones para los peores crímenes? Mejor aceptar que los escritores, por el simple hecho de serlo, no tienen que ser ni más lúcidos ni más puros ni más nobles que cualquiera de los otros bípedos, esos que viven en el anonimato y jamás llegan a los titulares de los periódicos(...) Tal vez sea esa la razón por la que, con motivo de la revelación de su paso fugaz por la Waffen-SS cuando era un adolescente, haya sido llevado Günter Grass a la picota y tantos se encarnicen estos días con él. No es con él. Es contra esa idea del escritor que él ha tratado de encarnar, con desesperación, a lo largo de toda su vida: la del que opina y polemiza sobre todo, la del que quiere que la vida se amolde a los sueños y a las ideas como lo hacen las ficciones que fantasea, la del que cree que la del escritor es la más formidable de las funciones porque, además de entretener, también educa, enseña, guía, orienta y da lecciones. Esa era otra ficción con la que nos hemos estado embelesando mucho tiempo, amigo Günter Grass. Pero ya se acabó (…)
        Borges opinaba que las dictaduras fomentan la opresión, el servilismo y la crueldad, pero que lo más abominable que hacen es fomentar la idiotez
        Pablo Sirvén, Periodista argentino nos aclara:
        (…) ¿Pero no es, acaso, el papel del intelectual ser un revulsivo de la sociedad, un atrevido agitador de neuronas que pone patas arriba los principios para ver qué tan sólidos o hipócritas son? El intelectual que únicamente aplaude y lisonjea al poder de turno, advirtiendo alarmado sobre los que se desvían de ese monótono libreto, es un mero propagandista y ya no merece ser llamado intelectual (…)
        Y en unas declaraciones con motivo de su libro “Lo que Varguitas no dijo” Julia Urquidi, ex mujer de Mario Vargas Llosa, relata:
        (…) El talento era de Mario, pero el sacrificio fue mío. Me costó mucho. Porque sin la ayuda que yo le di no hubiera sido escritor. El trabajar, el ayudarlo, el copiar sus cosas, obligarlo a escribir, fue una ayuda mutua, los dos nos necesitábamos (…)
        (…) Después de unos años cambió hasta en su forma de pensar, porque era muy de izquierdas. Mario iba a Cuba como quien iba a Cotoca. No sé por qué cambió. No tengo idea... Creo que tuvo cierto problema con un libro, con “La Casa de las Américas”, pero no estoy segura (…)
        (…) Cuando nos divorciamos él me cedió los derechos de autor de “La ciudad y los perros” Cuando saqué mi libro, porque me harté de tanta mentira, se enojó y me quitó absolutamente todo (…)
        (…) No han sido pocas las dificultades que he tenido que vencer para que este libro salga a la luz, desde la amenaza velada, a través de terceras personas, hasta el querer silenciarme, con malas artes, con la compra de originales por una suma que no era de dejar pasar (…)       
        Julia Urquidi murió el 10 de Marzo del 2010 a los 84 años 
2.- LA NOVELA
        Un autor de radioteatros, Pedro Camacho, en la Lima de 1950, es representado como un hombre grave, carente de humor, pero dotado de una gran fortaleza para el trabajo. Es a la vez director, escritor y protagonista de historias un poco extravagantes, llenas de fantasías truculentas, sensacionales, que conmoverá a la ciudad con sus dramas, tan llenos de casualidades necesarias como de detalles truculentos, historias que irán cayendo progresivamente en un desorden incontrolable. Los pares son los capítulos de las historias de Pedro Camacho, el escribidor donde muestra las convecciones, prejuicios, y mitos que fueron los materiales sobre los que los radioteatros se basaban. Funcionó gracias a los seriales que tuvieron una gran audiencia. Junto con esta parte de ficción y fantasía del libro están los capítulos impares, realizados con los recuerdos autobiográficos de juventud de Marito, un joven periodista que desea convertirse, en un escritor de verdad. El relato va acompañado del romance con la tía Julia, con la cual se casa.
        Marito admira la capacidad de trabajo de Camacho, la entrega total a su oficio, en fin su ética y dedicación fanática y devota a una actividad. En este aspecto incluso, ambos se parecen. Marito recuerda que le robaba horas al sueño y al trabajo para leer y para escribir sus primeros cuentos, de los cuales solo logra publicar uno antes de abandonar el Perú. Marito se impresiona también con el éxito que alcanza Camacho, con su estrategia para embrujar a la audiencia.
        En esta obra se puede disfrutar al mejor Vargas Llosa, esplendoroso y audaz, cuya destreza verbal nos hace pensar que las palabras no se le resisten pues las emplea con tanta precisión y belleza que quien las lee, aunque no se trate de un lector avezado, se siente atrapado por ellas.
        En 1978, en TV en el programa Escritores, Mario Vargas Llosa, habla de su libro La tía Julia y el escribidor y hace las siguientes aclaraciones:
        (…) En el caso de este libro me hubiese resultado más fácil haber escrito en el mismo tono, y técnica que escribí Conversación en la Catedral o La casa verde. Pero lo que me resulta interesante de la literatura es iniciar una aventura, una búsqueda, algo nuevo. Por eso en el caso de este libro he intentado escribir algo en torno a la radio (algo inédito), un asunto que me fascinó mucho, el mundo de la radio, los seriales radiados, muy divertidos y pintorescos.
        (…) Pedro Camacho tiene raíces en personas de carne y hueso. Yo lo conocí, no es una biografía exactamente, pero tiene muchos rasgos. Escribía seriales para la radio en Lima en los años cincuenta.  Me fascinaba porque escribía, dirigía, interpretaba, era una industria radial él solo. Y él ha sido la simiente de mi novela (…)
        (…)Mi idea al principio fue la siguiente: pensé que todas las historias, si aparecían solas en el libro, por lo tremendistas y disparatadas podían resultar inverosímiles. Entonces decidí intercalar algunas páginas con algún material que fuese realista, muy realista. Entonces se me ocurrió que, tal vez, si incorporaba un pedazo de autobiografía serviría de lastre. Pero como me ha pasado muchas veces, cuando está terminado el libro, los capítulos autobiográficos no son estrictamente verídicos porque se han llenado de elementos imaginarios (…)
        (…) La novela está escrita en el orden en el que voy escribiendo y nunca tengo una idea general antes de escribirla, en realidad voy un poco a tientas. Me ocurrió una cosa curiosa que yo no esperaba: los capítulos que más trabajo me costaban eran los autobiográficos (me resultaban angustiosos). Descubrí en mí un extraordinario pudor y unas resistencias enormes para ser veraz y contar realmente lo que había ocurrido. Estaba esperando siempre con mucha impaciencia terminar los capítulos autobiográficos para pasar a los capítulos imaginarios; ahí sí que sentía una libertad mucho mayor y también como una recompensa por los malos ratos que había pasado tratando de escribir esa autobiografía milimétrica que son los capítulos personales de la novela (…)
        (…) Cuando termino un libro siento una sensación contradictoria porque cuando estoy escribiendo estoy impaciente por acabar y llegar al final y publicar la novela. Me parece que eso va a ser como una recompensa por los dolores de cabeza y el esfuerzo que cuesta escribirla, pero una vez terminada y entregada al editor, no siento satisfacción, al contrario me queda un vacío pero que es normal, han sido algunos años con ella, es como que te divorcias. Sin embargo, con la Tía Julia y el escribidor, estaba cansado porque el libro iba a acabar conmigo. Al hablar en primera persona con nombre y apellido el pudor es lo que más me ha hecho sufrir. Ese exhibicionismo sin disimulo me costó mucho trabajo y eso que lo que cuento es anodino, nada escandaloso. Sin embargo, los episodios, lo de Varguitas, todo es cierto.            
          Esta composición de la ficción y la no ficción propone un juego al lector y al mismo tiempo enriquece el sentido de ambos textos. El género novelesco no ha nacido para contar verdades, porque al pasar a la ficción, se trastocan, aunque el buen lector sabe leer entre líneas.  
          Para finalizar solamente os deseo que la novela os haya hecho pasar buenos momentos, como me los hizo pasar a mí cuando se publicó. 

16-02-2011.-PRESENTACIÓN DE "EL ÚLTIMO ENCUENTRO" DE SÁNDOR MÁRAI
por Elena Escolano.

Otra vez en esta mesa con la responsabilidad de comunicaros, asumidas mis limitaciones y las del tiempo de que puedo disponer, lo que he aprendido acerca del escritor Sándor Márai. Cuando propongo un libro, que aceptáis, me preocupa mucho el que os sea grato a la mayoría. Por supuesto que a mí ya me ha hecho pasar buenas horas con su lectura.
En esta ocasión me atrajo la idea de seleccionar la obra de un autor nacido en ese centro europeo de fronteras movedizas a causa de tantas vicisitudes históricas de anexiones, segregaciones, tratados y pactos. Hablo concretamente de la novela de un húngaro y de su país natal, Hungría; tierra arrasada por tantos pueblos a lo largo de su devenir, desde que entra en la historia en el siglo III a. C. con la llegada de los celtas. Siguen otras invasiones bárbaras y menos bárbaras – es un decir-, hasta ser sometida por los turcos, avasallada por los Habsburgo, y, en un casi ayer, dominada por los nazis y masacrada por el comunismo.  Parece que aún le quedan heridas de la segunda guerra mundial. Sin embargo ha sido capaz de rehacerse y, después de la caída del muro de Berlín,  pasar a ser la República Húngara y a reponer sus banderas y su pluralismo; además de seguir cautivando a quien la visita, orgullosa de ese río legendario, el Danubio, que entra majestuoso en Budapest y sigue por todo su territorio.
 Quizá venga al caso recordar, como un interés colateral, que el escritor italiano Claudio Magris es el autor de  un libro llamado “El Danubio”, considerado como una obra magna de la narrativa. Es un libro de muchas páginas aunque se puede leer con discontinuidad.       
Pero…retrocedamos en el tiempo.
Tras el final, en 1806, del Sacro Imperio Romano Germánico, desmembrado por los avances napoleónicos, surge, entre otros, el imperio Austriaco, del cual forma parte Hungría. La dinastía reinante es ya la de los Habsburgo. Sería complicado y tedioso remontarnos mucho más allá del periodo llamado Austro-Húngaro (1867-1918). Conocidísima por divulgada hasta en el cine es –aunque tergiversada en parte- la historia del emperador Francisco José I y la de su esposa Sissí, emperatriz. Durante su reinado, en un momento de debilidad del Imperio Austriaco, entre otras cosas, por guerras perdidas contra Prusia, los nacionalistas húngaros consiguen que Hungría sea reconocida como una entidad autónoma, con   parlamento propio dentro del Imperio, siendo Viena la capital. Hay quien opina que las ideas progresistas de Sissí ayudaron a tal reconocimiento, que quedó ratificado con lo que se llamó “El compromiso Austro- húngaro”, más vulgarmente “El compromiso”. A partir de entonces habría una monarquía dual y el emperador y su esposa serían tanto reyes de Austria como de Hungría. En dicho momento histórico el territorio húngaro era una federación de estados, una interesante mezcla de culturas fatalmente condenada a romperse, como ha sucedido tantas veces en situaciones semejantes que todos conocemos por cercanas.      
Es curioso saber que la lengua húngara o magyar no es indoeuropea; pertenece a las lenguas ugrofinesas cuyo origen está en los Montes Urales, la cordillera montañosa considerada frontera entre Europa y Asia.  Los escritos más antiguos conocidos en lengua autóctona datan del siglo XII (“Sermón funerario y Oración”), pero el verdadero reconocimiento de la lengua magyar empieza en la época de la emperatriz María Teresa de Austria, siglo XVIII.   
Estos son algunos someros datos del país de origen de nuestro autor, pues Sándor Márai nació en un pueblo de Hungría llamado Kassa (hoy en Eslovaquia) el 11 de abril del año 1900. En dicho pueblo se encuentra la catedral gótica más antigua del país. Me gustaría aquí recordar, haciendo un paréntesis, los nombres de otros húngaros de fama reconocida. Por ejemplo los de Franz Liszt y Bela Bartok en música, Alexander Korda, inolvidable director de cine en los EEUU de su exilio, y el de, para mí, un gran escritor de nuestros días: Imre Kertész, galardonado con el premio Nobel de literatura 2002.   
Volvamos a Sándor Márai, que nació precisamente el año en que murió nuestro anterior comentado escritor, Oscar Wilde. (Como si el programa que seguimos en el Aula no se interrumpiera, cronológicamente hablando).
De privilegiado estrato social, Márai, en su juventud amplió estudios en Alemania – en cuya lengua escribió algunas   publicaciones-, y sus viajes por Europa le permitieron conocer las vanguardias estéticas más avanzadas. Hacia 1930, ya establecido en Budapest, su prestigio como escritor era comparable a notoriedades coetáneas tales como Thomas Mann o Stefan Zweig.
Hagamos aquí una evocación nostálgica por otro  novelista y dramaturgo húngaro de la misma época que también, como Márai, buscó nueva patria en América: Lajos Zilahy. (Cautivó un tiempo de nuestra juventud, ¿verdad, Fimia?). Europa llenaba de amargura la vida de todos ellos. Sándor Márai pasó por las dos grandes guerras y, cuando el nazismo alcanzó el poder, se declaró abiertamente contrario a  Hitler y a sus doctrinas. Pero la total incompatibilidad con su permanencia en Hungría llegó al advenir la ocupación soviética a su país. Durante este periodo se vetaron sus libros. En 1948 decidió partir al exilio con su esposa, Lola, a la que dicen amó profundamente. Recorrieron distintas geografías y terminaron por instalarse en San Diego, de Estados Unidos. Allí, un 22 de febrero de 1989, enfermo y ya solo, pese al reconocimiento que de nuevo le había brindado Hungría  una vez liberada del comunismo, se suicidó de un disparo.
Hace unos días, leyendo un artículo sobre Budapest encontré esto: …” sus cafés de pasado novelesco y librerías. En el escaparate de una de ellas parece que Sándor Márai hubiera estado hace sólo un momento: se ve una maleta de exiliado y en un perchero cuelgan una gabardina y su característica boina.” (¡Sugerente hallazgo literario!)  
Como dice la solapa de “El último encuentro” editado por Salamandra,  “…Habría que esperar varios decenios, hasta el ocaso del comunismo, para que éste extraordinario escritor fuese redescubierto en su país y en el mundo entero”. 
De la novela que vamos a comentar me ha quedado la emoción que da una escritura hermosa, donde la ficción y la forma crean una perfecta conjunción estética. Hay una observación profunda y meditada de los sentimientos y relaciones humanas. Su estilo es realista, pero refinado. Sus páginas son el estudio psicológico de una burguesía que declina recordando mejores tiempos pasados, el estudio de una atormentada “búsqueda de la verdad como fuerza liberadora”. Espero que - tal ha sido mi experiencia - os hagáis amigos del general y  comprendáis sus cuitas, donde hay dolor, donde hay amor, donde hay honor.  
Lo hablaremos.

25-01-2011.-PRESENTACIÓN DE "UN MARIDO IDEAL" DE OSCAR WILDE
por Mayca Modrego.
Oscar Wilde nació en Irlanda en 1854 de padres de clase alta y recibe una educación de acuerdo con su rango social. Su madre, Lady Wilde, con quien siempre mantuvo una estrecha relación, era poeta y traductora, y su padre, Sir William Wilde,  un reputado cirujano que introdujo en Irlanda técnicas modernas de tratamiento de los ojos y oídos. Sir Wilde tenía aficiones arqueológicas y llevaba a Oscar en sus descubrimientos de restos de la antigüedad, que hoy se exhiben, debidamente clasificadas, en el Museo Nacional de Irlanda. También recopiló supersticiones y leyendas populares que de otro modo tal vez se hubieran perdido. Como muchos de sus pares, engendró tres hijos ilegítimos, que Oscar tuvo ocasión de conocer.  Su madre fue tomada como modelo por el autor  para alguno de los personajes de sus comedias. Oscar la recordó cuando en “La importancia de llamarse Ernesto” Lady Bracknell pregunta “¿es esa tal señorita Prism una fémina de aspecto repugnante y lejanamente emparentada con la educación?”. El reverendo Chasuble responde indignado: “Es la más educada de las señoras y la imagen misma de la respetabilidad”. “Evidentemente, hablamos de la misma persona”, responde Lady Bracknell.
En 1874 llegó a Oxford, después de terminar sus estudios en el Trinity College de Dublín. Uno de sus profesores le dijo: “No es usted lo bastante inteligente para estar entre nosotros. Lo mejor es que se largue pitando a Oxford”
En Oxford permaneció durante algo más de cuatro años, donde se licenció en lenguas clásicas. Su estancia en Oxford le hizo estar inmerso en una sociedad que le hizo frecuentar a los intelectuales del momento.  Su acento de Dublín desapareció para dar lugar a un inglés claro y elegante, que llegó a asombrar a Yeats y a otros después. Se vestía como un dandy. Su refinamiento de la palabra y su forma de comportarse eran fruto de esa corriente esteticista representada por dos antagonistas, Ruskin y Pater, este último alumno del primero. Pater afirmaba que puesto que la vida es un flujo de actos momentáneos, debemos cultivar al máximo cada momento, teniendo por objetivo, “no el fruto de la experiencia, sino la experiencia misma”. Esta frase más tarde la plagiaría  en su “Retrato de Dorian Gray”. Ruskin mantenía que la moralidad jugaba un papel fundamental y que la belleza debía estar asociada al bien. Lo que para Ruskin era vicio aborrecible, para Pater era hedonismo seductor. Oscar preconizaba la tesis de la superioridad del Arte sobre la Naturaleza. Hacía gala de rebeldía ante sus superiores y le divertía atentar contra la autoridad.
A lo largo de su vida, siempre se debatió entre diferentes tendencias. Entre corrientes estéticas y corrientes religiosas. Estuvo a punto de convertirse al catolicismo, pero una visita a Roma le hizo acabar con sus dudas. Entre el amor por las mujeres y el amor por los hombres. Desde sus días de Oxford hubo ambigüedad en sus inclinaciones sexuales. Estuvo prometido con quien más tarde sería esposa de Bram Stoker, autor de “Drácula”. Se casó y tuvo dos hijos, pero eso no le distrajo de otro tipo de relaciones. En sus relaciones con mujeres contrajo la enfermedad maldita de la época, la sífilis, que contribuyó a su muerte a una edad muy temprana.
En 1990 conoció a un joven llamado Lord Alfred Douglas, iniciando una apasionada relación. En una Inglaterra puritana, con una doble moral que admitía todo tipo de comportamiento, siempre que se hiciera en la clandestinidad, chocó con la “moral oficial” Hubo un juicio incoado por el marqués de Queensberry,  padre de Lord Alfred Douglas, en el que fue condenado a dos años de cárcel, en Reading,  por conducta escandalosa. Este marqués fue el que estableció las normas del boxeo tal como se conoce hoy. Habría que preguntarse si tener que asumir el hecho de tener un hijo con tendencias “anormales” cuando no hay nada más viril que el boxeo, no influiría en el encono que profesaba a Wilde.  En “Die profundis”, Oscar escribe desde la cárcel una larga carta a su amante reprochándole el olvido al que se ve sometido, cuando en la época de su relación era “Bosie” quien imponía su presencia, sus caprichos, incluso impidiendo a Wilde que siguiera escribiendo, logrando absorber su vida entera. Esta carta nunca llegó a abandonar la prisión, ya que no se trataba de un mensaje familiar.
En 1997, dejó la prisión y se trasladó a Francia, donde murió en 1900, arruinado y viviendo de la caridad de sus amigos.
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La comedia inglesa, después de una gran popularidad en el siglo XVII y comienzos del XVIII, con autores que gozaron de gran prestigio, como William Wycherley, Richard Brinsley Sheridan, y John Gay, declinó debido a un cambio en los gustos de una sociedad burguesa, que favorecía obras de un carácter más sentimental y moral. En la época victoriana no se habrían permitido este tipo de comedias y es solo a finales del XIX que este tipo de teatro vuelve a tener éxito, aunque con un tono más ligero e ingenioso.
Oscar Wilde, un autor ya muy reconocido a través de numerosas obras que incluyen relatos cortos, poemas, ensayos y su muy famosa novela “El retrato de Dorian Gray”, escribe unas cuantas comedias en las que brilla todo su ingenio. En ellas retrata una clase social en la cual se mueve, haciendo un análisis descarnado de ella, pero de una manera inteligente y aparentemente superficial. Las más representadas hasta nuestros días son: “La importancia de llamarse Ernesto”, “El abanico de Lady Windemere” y “Un marido ideal”. Un dato curioso es que mientras se estaba juzgando al autor por conducta deshonesta, su obra “La importancia de llamarse Ernesto” se estaba representando en uno de los principales teatros de Londres. La obra no se suspendió, pero sí se borró el nombre del autor.
Otros autores contemporáneos que contribuyeron al éxito de la comedia fueron Bernard Shaw y los hermanos Gilbert and Sullivan. Estos últimos caricaturizaron a Oscar Wilde en una de sus obras, lo que viene a corroborar aquello de: “Lo importante es que hablen de uno, aunque sea bien”. Más tarde Noel Coward seguiría sus pasos.
En su comedia “Un marido ideal”, objeto de esta presentación, trata de un tema que no ha perdido actualidad: Del intento de corrupción y del uso indebido de información privilegiada, de la política como medio para enriquecerse;  todo ello mezclado con el papel de la mujer en esa sociedad ociosa. Del estilo y sus personajes habrá tiempo de debatir sobre ello, pero sí me gustaría hacer notar su brillantez a la hora de presentar los personajes.
Por último, he aquí algunas de esas frases llenas de ingenio que le hicieron famoso:
  • “Sólo podemos dar una opinión imparcial sobre cosas que no nos interesan, sin duda por eso mismo las opiniones imparciales carecen de valor”
  • “Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más”
  • “Las preguntas no son indiscretas, más a veces sí lo son las respuestas”
  • “Cualquiera puede simpatizar con las penas de un amigo; simpatizar con sus éxitos requiere una naturaleza delicadísima”
  • Hay pecados cuya fascinación está más en el recuerdo que en la comisión de ellos”
  • “Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones
12-01-2011.-PRESENTACIÓN DE "SAMARCANDA" DE AMIN MAALOUF
por Francisco Blasco Izquierdo.

La información que se encuentra recogida en el trabajo sobre SAMARCANDA, de Amin Maalouf, procede mayoritariamente de los textos de:
* Enciclopedia Universal, LAROUSSE.
* Enciclopedia Temática, CIESA.
* Gran Enciclopedia del Mundo, D.U.R.B.A.N.
* La Enciclopedia, R.B.A. y El País.
* De la Web de Amin Maalouf y de su propio Blog, proceden los datos más íntimos del escritor.
* Finalmente de varias horas de navegación por Internet para conocer los lugares en los que la  historia se desarrolla.

Las NOTAS que siguen pretenden acabar con las dudas que presenta a algunos de nuestros compañeros la palabra: ENSAYO
D.R.A.E.
2. m Escrito en el cual el autor desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato erudito.
DICCIONARIO DE USO DEL ESPAÑOL DE MARÍA MOLINER.
2. Composición literaria constituida por meditaciones del autor sobre un tema más o menos profundo, pero sin sistematización filosófica.  
Antes de iniciar la presentación de Samarcanda y sus circunstancias, recitaros media docena de miniaturas poemáticas, tan de moda al día de hoy, aunque mi amigo las escribió hace más de veinte años De él tengo la autorización expresa para hacerlo. También obtuve la del triunvirato.
Buscábamos nuestra
   imagen
en el minuto más azul
del día más azul.
Y la palabra
                  arrasó nuestra memoria.
Este es primero de los poemas que he seleccionado de su libro “Animal Incorporado” del poeta Francisco Pastor.
Fue un sueño deslumbrante
Y efímero.
Abrasados, no pudimos arrastrar
nuestros cadáveres.
                           Nos mutiló la esperanza.
***************
Se estremecía la lluvia.
Se estremecía la lluvia
                               en nuestra sangre.
Nosotros, distantes, estábamos en otras cosas.
***************
El mar que prevalece.
Que nos llama.
El mar que
reitera sus gestos
                           sin nosotros.
               *****************
Se desvanece
el pensamiento
en la humectante dialéctica
                                       de tu sexo.
*******************
Ni siquiera
El húmedo animal de luz,
acuciantes entre tus separadas
ingles…
                   Ni siquiera el húmedo…
*************


LLUEVE  la memoria
Hojas amarillas.
Agua mansa y roja
Y hojas amarillas.
Llueve la memoria
Sobre otra memoria.
Agua mansa y roja
                            Y hojas amarillas.
****************
PRESENTACIÓN
Hemos leído SAMARCANDA, escrito por AMIN MAALOUF, por cuyo libro recibió en 1988 el “Prix des Maisons de la Presse”.
Es este uno más de sus escritos, en el que la realidad y la historia le sirven a Maalouf de pedestal para su trenzado estilo literario, frecuentemente tupido en exceso, y tal vez por eso la mayoría de los críticos la denominan así:
“Samarcanda es una novela histórica escrita en 1988 por el escritor libanés Amin Maalouf. El autor narra en este libro la historia del poeta persa Omar Jayyam, y su célebre manuscrito de Samarcanda, que contiene las famosas Ruba´iyyat, poemas dedicados al vino”.
Acepto, por supuesto, cualquier definición sobre esta densa y enmarañada obra literaria, que por otra parte no se aleja mucho de la concepción del resto de sus trabajos. Sin embargo yo la defino también como un “ensayo” más, en defensa de sus tesis personales. Todas y cada una de sus obras, ensayos, novelas y libretos de ópera, están dedicadas a la magnificación del Oriente y sus habitantes, destacando la maravillosa relación entre Oriente y Occidente, inexistente por ahora, según mi opinión. Para reforzar mi opinión, someto a vuestra opinión la descripción siguiente: 
Se cuenta que un viajero que quería conocer “Esfahan” (Ispahán), la ciudad de la que le habían contado que… “sus piedras son galena; sus moscas abejas; su hierba es azafrán; su aire es tan puro, tan sano, que sus graneros no conocen el gorgojo y la carne no se descompone. Ispahán, la ciudad de la abundancia y el progreso: Mezquitas y escuelas, 60 carabasares, 200 banqueros y cambistas, interminables bazares cubiertos. Exporta sus tejidos de seda, tapices y lujosos cofres.  Es la metrópoli más poblada del mundo persa”.
Pese a que había encontrado el lugar exacto de su ubicación, no la halló.
El intrincado secreto quedo despejado al comprender el viajero que es imposible reunir todas esas maravillas en una sola ciudad. Sin embargo, él había encontrado en su exploración las ciudades de YAY y YAHUDIYÉ, árabe y judía respectivamente, separadas por una hora de camino, ambas rodeando el oasis en cuyas riberas se yerguen; consideró que entre ambas poseían lo que debía tener Ispahán y que las dos ciudades unidas formaban “la ciudad de la abundancia y el progreso”, ésa es la verdad, y así se refleja en los libros.
Maalouf nos proyecta su realidad del mundo árabe, frecuentemente cómo una fatal dicotomía entre amor-odio, conocimiento-ignorancia, oscurantismo-luz, haciendo que los protagonistas, con Baraka o sin ella, deriven hacia el fin previsto por el autor, con frecuencia extremo, con esa carga ominosa a sus espaldas, del concepto fundamentado en la dualidad de que todo lo existente en el Universo, según la filosofía oriental, y de la que surge, el ying y el yang.
“El Paraíso y los Infiernos están en ti” Omar Jayyám.
Naturalmente el Mar Medi Terraneum latino, “el mar que está entre tierras”, o el árabe Al-āl-Baħr āl-Mutawāsi " el mar intermedio",  encrucijada de culturas y omnipresente testigo de la Historia. Difusor de ideas, culto, peligroso y bello, siempre es representado en sus libros como ruta de intercambio cultural, marco de batallas navales, itinerarios de comercio o románticas escenas de amor, confluencia de distintas religiones y culturas con una visión optimista de la integración de todas ellas, y en general de Oriente y Occidente, a partir de algunas raíces compartidas y el intercambio que han permitido los siglos.
Las dos orillas del Mare Nostrum son fuente constante de inspiración para Maalouf, que lo describe, y nos lo muestra, como una realidad física. Desde la Punta de Tarifa en el oeste, siguiendo las costas de África y Oriente Medio, hasta su amado Líbano en la parte más oriental de Europa.
Nos describe los países ribereños que bañan sus aguas: las tres penínsulas del sur de Europa, Ibérica, Itálica, Balcánica y una de Asia Anatolia, los estrechos por los que se comunican con el océano Atlántico, a través del Estrecho de Gibraltar, con el mar Negro, por los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos, y con el mar Rojo por el canal de Suez. Al-Ándalus, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Palestina, Líbano, Siria, Turquía, Grecia, los Balcanes e Italia, así como la variedad étnica de sus pobladores con tanta verosimilitud que hasta nosotros, los lectores, podemos tomar parte de esos viajes. De hecho todos, lectores y protagonistas, quedamos unidos en el peregrinaje, en el desarrollo de la historia.
Los países del Oriente Medio y Asia son fuente inagotable de historias para Maalouf que con harta frecuencia las sitúa en el medievo, la época más convulsa de nuestra Era, así que Maalouf relata la verdadera Historia del nacimiento de los Imperios y su decadencia. ¡Eso es Historia!
Los viajes de sus protagonistas siempre son iniciáticos, en los que el objetivo, casi sin excepción, es la consecución de un libro o un papiro escrito y que al divulgarse o ser destruido su contenido, la humanidad será más libre y feliz.
Sumados a ese deseo, los lectores se adaptan a la idiosincrasia de los viajeros, a los que el autor describe con una maestría excepcional, porque los actores principales vivieron efectivamente en el tiempo interno del relato, fueron reales, ya que Amín toma de las enciclopedias la narración de sus vidas y situaciones personales.
Es su destreza para entrelazar alrededor de ellos a los personajes ficticios de la historia, la que hace destacar, aún más si cabe, la valía de los auténticos  protagonistas. Por ello, de la mano de sus héroes, los héroes de sus relatos, vamos realizando las epopeyas que ilustran su inteligencia, valentía y temeridad.
Siguiendo el rastro de este manuscrito conoceremos la vida del poeta, filósofo, astrónomo y matemático Omar Jayyám, a la famosa secta de los asesinos de la fortaleza de Alamut, y la vida de su fundador y amigo de Omar, Hassan Sabbah, que aterroriza a todo el país: a Nizam el-Molk, gran visir del sultán protector y amigo también de Omar y también blanco de «los asesinos».
Nos adentraremos en la historia de Persia medieval con las confabulaciones de la corte y las disputas religiosas y políticas de la antigua Persia. En la primera parte del libro se inicia su concepción como destinatario de los poemas, las famosas cuartetas de Omar Jayyám.
En la segunda parte conoceremos la Persia de finales del siglo XIX, la guerra por su independencia de las colonias, contra la Rusia del Zar, la resistencia de Samarcanda, aislada y rodeada por el ejército del Zar y al fin el triste destino del manuscrito a bordo del Titánic.
NOTAS
·       ¿Qué decir de Benjamín O. Lesage? ¿Qué de la O. (Omar)?
·       DARÍO el Grande rey de Persia de 521 a 486 ad C. dijo: “Yo soy Darío el Grande, hijo de persa, un ario, hijo de un ario, de linaje ario.”
·       ¿Sabría Hitler y sus seguidores que los arios proceden del antiguo IRÁN cuya arcaica denominación era AYRAN, que significa “el país de los Arios”? ¿Sabría el genocida que convivían allí TODAS las razas de oriente y sus diferentes religiones? 
·       Seguro que Richard Wagner lo sabía, pero es más fácil hacer héroes a los bárbaros del norte que a los musulmanes. Las costumbres y los dioses de aquellos son más comprensibles para nosotros, los occidentales.
·       Galena (Kohl), procede de la mena del plomo. De su nombre procede la palabra oxígeno y en el antiguo Egipto lo usaban como cosmético para proteger y embellecer los ojos.

Biografía de: AMIN MAALOUF
Nacido en Beirut (Líbano) en 1949, Amin Maalouf vive en París desde 1976. El escritor utiliza el idioma francés para sus trabajos.
Nacido en el seno de una familia greco-católica del Líbano, país en el que convivían pacíficamente más de una quincena de comunidades culturales, exiliado a causa de la guerra civil, siente que debe tratar de disipar los malentendidos entre las civilizaciones, y contribuir al conocimiento, en primer lugar, del otro, es un deber moral. Hoy Amin Maalouf está comprometido en las actividades de El legado andalusí, complejo y fascinante proyecto cuyo corazón es Granada, que hace suyas las palabras de al-Zubaidi, el preceptor del califa al-Hakam II, dueño de la mayor biblioteca de Europa en toda la Edad Media: «Todas las tierras, en su diversidad, son una, y los hombres todos son vecinos y hermanos».
Cuando estudiaba sociología y economía en la universidad de Beirut, Amin Maalouf conoció a Andreé, con quien se casaría en 1971. Poco después comenzó a trabajar como periodista para el principal diario libanés, An-Nahar. Reportero durante doce años ha llevado a cabo misiones en más de sesenta países. Fue enviado especial en zonas problemáticas como Vietnam y Etiopía.
La guerra civil estalló en Líbano en 1975 y Maalouf decidió abandonar su patria, y desde ese año se refugió en París, donde vive y escribe en francés. En 2006 trasladó al resto de su familia a esa capital.
Ex editor del semanario An-Nahar Internacional, ex director de Jeune Afrique, ahora dedica la mayor parte de su tiempo a escribir sus libros.
Ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2010.
Aunque nació en Beirut, los primeros años de su infancia los pasó en Egipto, país donde vivía su abuelo materno. Su padre fue un periodista conocido en Líbano, además de poeta y pintor. Amin Maalouf estudió la primaria en Beirut en un colegio francés de jesuitas (su madre era católica y francófona).
Sus libros han sido traducidos a numerosos idiomas. En su narrativa, Amin Maalouf mezcla la realidad histórica con la ficción, y aspectos de dos culturas diversas como la occidental y la oriental. En 1993 recibió el Premio Goncourt por su novela La roca de Tanios. En 2004, publicó un notable libro de memorias: Orígenes.
Además de novelas, Maalouf ha escrito varios ensayos y libretos de ópera. Su obra ha sido traducida en España en Alianza Editorial.
Bibliografía
Novelas
1986 - León el Africano. Premio de la Amistad Franco-Árabe
1988 – Samarcanda. Premio de la Maison de la Presse
1991 - Los jardines de luz
1992 - El primer siglo después de Béatrice
1993 - La roca de Tanios. Premio Goncourt
1996 - Las escalas de Levante
2000 - El viaje de Baldassare.         Premio Jacques Audivberti 2000       
2004 - Orígenes

Ensayos
1983 - Las cruzadas vistas por los árabes
1998 - Identidades asesinas
2009 - El desajuste del mundo
Libretos
2000 - El amor de lejos, ópera de Kaija Saariaho
2004 - Adriana Mater ópera de Kaija Saariaho
2006 - La Passion de Simone, oratorio de Kaija Saariaho
2010 - Émilie, ópera de Kaija Saariaho
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SAMARCANDA(Amin Maalouf) : CRÍTICA LITERARIA
Esta novela cuenta dos historias separadas en el tiempo, pero unidas por el eje principal del relato: un libro de cuartetas, un “rubaiyyat”.
La obra aprovecha el “rubaiyyat” del poeta persa Omar Jayyám para recrear la Persia medieval a través de tres grandes personajes: Nizam el-Molk, gran visir del sultán Malikxah, el ismaelí Hassan Sabbah y su inexpugnable  Alamut, y el propio Jayyam. Partiendo de la base que es una hermosa historia, amena y entretenida, opino, que la parte que describe la búsqueda del libro en la época presente es claramente inferior a la que relata la vida de Omar y la del mundo que le rodea. Realmente cuando Maalouf se ciñe a la historia escribe mejor.
Creo sinceramente que la segunda parte, (nunca segundas partes fueron buenas) es una excusa para que la primera no se convierta nítidamente en un ensayo, porque lo que importa de este trabajo, es, en realidad, la Historia de estos tres personajes y su influencia en el devenir de Persia, recreando en esta novela el fascinante y tumultuoso mundo oriental.
Tomando como hilo conductor los avatares del manuscrito que, con el nombre de la mítica ciudad de Samarcanda, contiene las famosas «Rubai’yyat» del poeta Omar Jayyám, Amin Maalouf nos introduce en el siglo XI, en la Persia medieval, desgarrada por profundas contradicciones. Maalouf nos relata las relaciones entre Nizam el-Molk, gran visir del sultán Malikxah, el ismaelí Hassan Sabbah y su Alamut (la fortaleza inexpugnable donde habita la famosa secta de hashashin) y el propio Omar Jayyam, poeta, filósofo y hombre de ciencia que busca por todos los medios el conocimiento. Él prefiriere el aislamiento del estudio, la meditación y la reflexión entre colegas, a la vida social, especialmente la política, lo que le impulsa a alejarse del mundo, lo que permite a Hassan acceder al poder que le ofrece su amigo Nizam.   
La segunda parte de la Historia transcurre a comienzos del siglo XX. El protagonista es el narrador, un joven americano, Benjamín O. Lesage, que parte hacia Persia en busca del manuscrito de Jayyam y termina viéndose envuelto en la política (el paralelismo con la primera parte de la Historia es evidente), que sigue dividiendo Persia entre quienes quieren avanzar y quienes sólo se ciñen al más absoluto rigor religioso (os suena este planteamiento).
Persia es entonces un país que quiere unirse a las naciones que denominan civilizadas, pero cuyo intento es frenado precisamente por éstas, especialmente, Inglaterra (históricamente una destructora de democracias) y la Santa Rusia del Zar Nicolás.
En este panorama vemos como el manuscrito con el nombre de la ciudad de Samarcanda, acaba en manos del americano (narrador de toda esta historia) fascinado por Oriente y nos dará a conocer los entresijos de la Persia moderna, mostrándonos cómo su pasado imperial es jugado a los dados por las potencias occidentales. Finalmente, el manuscrito en cuestión acabará hundiéndose en el Titánic, se entiende que como metáfora de las esperanzas del mundo oriental, ahogadas por la arrogancia occidental quién sabe si para siempre.
Con estos ingredientes, tratando Maalouf los datos históricos con rigor, entenderéis que aunque se trate de una novela histórica, y así es, también pueda ser definida como un ensayo. Porque además, hay un profundo análisis del hombre en conflicto con su sociedad, de la deuda que Occidente tiene con Oriente (aunque nosotros nos extrañemos que Oriente no haya evolucionado hacia modelos más occidentales), en fin y pese a esto, es una bella alusión al amor por la literatura y por las personas. En síntesis, la vida. Pero…
Cuando aparecen los personajes secundarios, el libro cansa e irrita. Son  insustanciales y nada aportan a la obra.
Pero también existe otra cara en la moneda. La posibilidad que quizás el autor debió contemplar la complicidad europea y americana en la formación del actual Irán y con su trabajo haber profundizado en aquellos puntos de interés y bastante actualidad, tales como las complejas relaciones, guerras y dramas provenientes de aquellas relaciones. Esa es otra realidad, la de nuestra actualidad, que el escritor no se decide a analizar. Los personajes de nuestros días, podían ser tan bien tratados por Maalouf como él quisiera y los datos históricos de sus actuaciones están en las hemerotecas, de ese modo podría ser notario de la historia con personajes reales. Y digo esto porque los personajes no auténticos son lo peor del libro. Cuando Maalouf nos cuenta la historia de Persia, el libro interesa. Cuando aparecen los personajes, el libro cansa o irrita.
Y sin embargo es decepcionante, no porque las biografías de quienes habla o los temas que trata carezcan de interés, sino porque por un lado, las loables intenciones de Maalouf quedan demasiado al descubierto, y por otro porque su perspectiva, supuestamente privilegiada, cae con demasiada facilidad en el cliché. Intentaré explicar mi contrariedad.
Mi desengaño no procede principalmente de ahí, porque al final Maalouf toma esos personajes como excusa para contarnos lo que a él le interesa de verdad: otra historia de la zona a partir de su propia mirada. Y si bien esa intención es demasiado evidente, y los tipos se hacen insoportables, (¿no es mejor hacer directamente un ensayo y dejarse de embarazosos y falsos planteamientos?) la mayor desilusión surge de la perspectiva adoptada, basada en lo mismo que pretende criticar y que demasiadas veces recuerda al famoso “orientalismo” que popularizó Edward W. Said.
Said venía a decir que: “Occidente posee una larga tradición de imágenes falsas que envuelven Asia y Oriente Medio en un halo romántico, imágenes que han servido para la justificación implícita de ambiciones colonialistas e imperialistas desde el S. XVIII”.
Reflexión
** Así como la lava vomitada por el volcán busca el llano, la humanidad sin descanso ha colonizado los países, tratando de conseguir alimento y paz.
Nosotros en España, para acentuar el hecho de las diferentes oleadas de conquistadores que nos colonizaron, frecuentemente usamos la frase tópica:
—“Somos un crisol de razas”
De este modo pretendemos subrayar que somos el fruto de esos cruces genéticos tan diversos; personalmente este hecho lo valoro cómo positivo. Lo que no acepto es que esa acepción se de sólo a la península Ibérica y sus gentes, pues ese hecho tiene consecuencias directas sobre los países desde los que se produce la migración-conquista. Recordar lo que al-Hakam II, dueño de la mayor biblioteca de Europa en toda la Edad Media dijo: «Todas las tierras, en su diversidad, son una, y los hombres todos son vecinos y hermanos».
Modernamente con los planteamientos sobre la teoría del caos y especialmente
"El movimiento de una simple ala de mariposa hoy produce un diminuto cambio en el estado de la atmósfera. Después de un cierto período de tiempo, el comportamiento de la atmósfera diverge del que debería haber tenido. Así que, en un período de un mes, un tornado que habría devastado la costa de Indonesia no se forma. O quizás, uno que no se iba a formar, se forma."
"Los estudiosos del caos dicen que el batir de alas de una mariposa en Tokio puede causar una tempestad en Ámsterdam.
Edward Norton Lorenz (Mayo 23, 1917 - Abril 16, 2008) Meteorólogo americano.
Espero que a lo largo de los debates que se producirán aquí, en nuestra Aula Literaria, a partir de la lectura de Samarcanda, nos permitirá verificar que los grandes cambios y la evolución del Oriente Medio y Asia, produjeron en Europa otros similares y algunos con influencia directa, (Los Califatos Omeya y Abbasida en Al-ándalús). Sinceramente creo que siendo comparable en su desarrollo, no lo es en su dimensión histórica, que evidentemente, (aunque con enormes resultados) fue menor en Europa que en su entorno. Por ser un tema interesante os propongo su estudio, teniendo como norte que:
“Allí se desarrolló una buena parte de la ciencia que los árabes legaron a Europa en los siglos posteriores”.

24-11-2010.-PRESENTACIÓN DE "LA CATEDRAL" DE BLASCO IBAÑEZ por Pilar Gonzalez.Blasco Ibañez

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20-10-2010.- PRESENTACIÓN DE "LA SOLEDAD DE LOS NÚMEROS PRIMOS" DE PAOLO GIORDANO por Mari Carmen Llavador
Antes de hacer mi exposición sobre el libro La Soledad de los Números Primos me gustaría leeros algunos puntos sobre la anorexia y la autolesión.
La terminología utilizada por ellos es la siguiente:
Lo escribo pero no lo leo:
          PRO-ANA: El término Pro-ana es una conjunción del prefijo pro, que significa “a favor de” , y la unión del término “anorexia” que se refiere a un grupo o subcultura que promueve y apoya la anorexia como una elección de estilo de vida más que como un desorden alimentario.
 Leo:
ANA: Es el nombre que sustituyó y sustituye a ANOREXIA, para que no fuera fácil de detectar en la Red.
No lo leo:
 INTERNET contiene una gran cantidad de material, con sitios web, grupos de discusión, y enlaces dedicados a la pro-anorexia)
PRO-MÍA: es el término a favor de la bulimia nerviosa. El término Pro-mía es una conjunción del prefijo pro,  y la unión del final de buliMIA.  
Leo:
          PRINCESAS: Apelativo que merecen las que alcanzan la perfección en la extrema delgadez y con que se animan mutuamente las anoréxicas.
          SELF INJURY- AUTO-MUTILARSE: significa causarse daño físico a uno mismo para aliviar el dolor del alma. La auto-mutilación puede realizarse mediante cortes, golpes, quemaduras o cualquier dolor físico que persista más de una hora.
El Self Injury o auto-mutilación es uno de los tabús más importantes de la sociedad, por encima de la pro-anorexia o bulimia. La gente que la sufre suele esconderse, ya que se considera una práctica de locos o personas no cuerdas.
Pero nada más lejos de la realidad, la auto-mutilación es una práctica más común de lo que creemos, aunque sea difícil de comprender. Se da en adolescentes que parecen tenerlo todo, en madres y padres de familia, ejecutivos, gente de la enseñanza…, es decir, en cualquier tipo de persona.
Suele ser gente perfeccionista pero que tiene mucha dificultad para expresar un sentimiento de culpa muy fuerte y necesita de alguna manera liberarlo causándose dolor físico para intentar matar el dolor del alma.  Por eso se corta o pega para castigarse por no haber hecho lo que según él era lo correcto La técnica más conocida del Self Injury es sin duda la de cortarse (normalmente con cuchillas). La auto-lesión es una conducta para manejar emociones insoportables.
No leo:
 En las bulímicas todo es como una montaña rusa, comer, vomitar, laxantes) volver a comer, vomitar…
Leo:
Algunos ejemplos de personas que se automutilan (o automutilaban) conocidas:
Angelina Jolie, Johnny Deep, Fiona Apple, Christina Ricci, Lady Di, Richey Edwardas, Courtney Love,  Victoria Beckam, Jane Fonda, Elton Jhon, Alegra Beck Versace, heredera del 50% del Imperio Versace…
No leo:
Palabras de la actriz Angelina Jolie. “Por alguna razón, el ritual de haberme cortado y sentir el dolor tal vez me hacía vivir la sensación de algún tipo de liberación; es de alguna manera terapéutica para mí.
Confesó el asesinato de sus mascotas a una edad muy temprana; llegó a matar a su serpiente; comentó que a la edad de doce años "era una niña  mala y golpeaba a mis amigos".
Palabras de Richey Edwards: ("Cuando me corto me siento mucho mejor. Todas las pequeñas cosas que pudieron haber estado fastidiándome repentinamente parecen tan triviales porque me estoy concentrando en el dolor. No soy una persona que pueda chillar y gritar por eso éste es mi único escape” Además se apagaba cigarrillos contra su cuerpo.
Fiona Apple fue violada a los 12 años y desarrolló anorexia por el traumático suceso, no por ser delgada, admitió haber tenido conductas mutilantes.
Después de esta breve aclaración voy a exponeros mi punto de vista sobre el libro La Soledad de los Números Primos.

He vuelto a leer el libro con más detenimiento pero ahora he procurado no dejarme llevar por la emoción que me produjo la primera vez y he intentado analizarlo con el siguiente resultado de bucear entre sus páginas: 
          En primer lugar os diré que el escritor Paolo Giordano es científico, es un físico que ha decidido  hacer literatura. En él, la ciencia no aparece en la forma de citas eruditas, sino como sustancia del relato, para ello ha elegido el caso de los números primos. Este caso matemático es la metáfora de la soledad entre muchos seres humanos. Por eso el autor ha recurrido, para calificar a sus personajes protagonistas, a los mencionados números primos, separados por un número par que da lugar para trenzar una metáfora sobre la soledad que resulta de una belleza muy particular. Es una historia de amor pero no de un amor normal, eso está claro.
          De Paolo Giordano, si no supiésemos su edad, pensaríamos que se trata de un escritor experimentado, no con la escritura, aún le queda mucho camino por recorrer, pero sí con la filosofía de la vida misma. Da la sensación de ser una persona adulta, con la madurez que aportan los años y con el conocimiento suficiente como para ahondar en los sentimientos más profundos. Sabemos que los escritores inventan personajes y crean para ellos un mundo de ficción  pero Paolo Giordano con  Mattia nos produce la sensación de que es autobiográfico, aunque nada más lejos de la realidad aunque él mismo diga que se siente identificado a la hora de concretar y tomar decisiones. 
          Aunque asegura en una entrevista que la literatura está empezando a ganarle la partida a la física, y proclama que: “la pasión por las matemáticas no es sólo un instinto racional, hay una emotividad detrás de este interés.”
          Aún así, no acaba de ver demasiado claro que «La Soledad de los Números Primos» pueda entenderse como un ejercicio de «álgebra emocional». «La vida es mucho más complicada -apunta-. No se pueden estudiar las emociones a través de las matemáticas, y no quiero que la gente piense que detrás de esta historia hay algún tipo de teoría. De hecho, si existiese una teoría sería la del caos.”
          La novela tiene un arranque prometedor. Sus personajes, interesantes en su pre-desarrollo, y un lenguaje ágil y accesible. El tiempo narrativo es adecuado a las necesidades de la historia de Mattia y Alice. Se conocen siendo adolescentes y, a lo largo de las dos décadas siguientes, escenifican una sucesión de encuentros y desencuentros psicológicamente condicionados por el pasado de ambos: una infancia desvirtuada por un trauma que, en el caso de Alice, fue un accidente de esquí que la marcaría con una cojera irreversible y, en el de Mattia, la desaparición de su hermana gemela, deficiente mental, a quien él mismo dejó un momento en un parque y que se convirtió en definitivo ya que la niña nunca fue encontrada.
           A mi entender la Soledad de los Números Primos es una novela dura, que no deja a nadie sin sobresaltos, sin preguntas. Lo esencial de esta novela es la formación del carácter en la primera infancia que influye hasta la adultez. Es así que esta obra nos interroga, nos apela y nos invita a mirarnos por dentro, buscando nuestras cicatrices, esas que marcan los cuerpos de los dos personajes principales.            
          Mattia, Alice y también Denis son niños solos, distintos, marcados por el vacío de la tragedia, por la incomprensión de su entorno. Parecen destinados a encontrarse pero saben que es imposible. Se encuentran rodeados de fantasmas de sus propios miedos, los fantasmas del dolor de sus cicatrices, sin llegar a cerrarse. También Soledad está sola, al abandonarla su marido ella rehace su vida arrastrando una mentira, y los padres de Mattia y los de Alice, al no poder conectar con sus hijos se sienten solos, también Crozza el fotógrafo. Creo que todos los personajes del libro, se sienten solos, incluso Fabio aunque en un principio no lo esté, el día a día junto a Alice acaba haciendo mella en él pero al separarse de ella, deja un final abierto.                             

                                        INCOHERENCIAS 

Algunas incoherencias puede que resten credibilidad al texto pero el lector las suele pasar por alto siguiendo la trama de los protagonistas, aunque no deje de preguntarse cómo Alice, que es anoréxica desde la pubertad, se casa con un médico que tarda varios años en descubrir la enfermedad que padece su mujer, además de distraído es hipocráticamente incalificable, teniendo en cuenta que, una vez descubierto el secreto de Alice, en lugar de ayudarla la deja expuesta a su libre albedrío.
Ahondando aún más en la anorexia de Alice, resulta que, tras dos décadas comiendo menos que una lombriz , lo único grave que se menciona es que nunca ha tenido la regla, cuando cualquier profano en medicina sabe que veinte años de anorexia severa producen unas secuelas mucho más evidentes y numerosas, y desde luego, más peligrosas que la falta de menstruación.

COMENTARIOS ADVERSOS

He escuchado a varias personas decir que no les gustó el final de la novela, a otras que es un libro duro y cruel.
Sin embargo, pienso que si el final hubiese sido distinto habríamos estado probablemente ante una novela rosa, pero desde luego no  intrascendente. El autor viene a resaltar la crudeza de estos personajes con un final impredecible. No es el primer caso en el que un físico se aventura a la ficción pero quizás es uno de los que, a la manera de Bachelard, es capaz de desprenderse de lo racional para deslizarse por el tobogán de lo numinoso (poder misterioso y fascinador) del alma de lo humano.

CONCRETANDO

No es esta una obra perfecta, por supuesto, tiene cabos sueltos de quién tiene mucho camino por delante para escribir, por su juventud. Hay personajes bien perfilados en el período de la infancia pero que luego se diluyen y pasan “sin pena ni gloria”. Mención aparte merecen las memorables escenas plenas del más puro sadismo irreverente de la época escolar en la que los jóvenes son capaces de los irrespetos más flagrantes contra el otro. El autor nos deja la pregunta con un final que, si bien a algunos desconcierta, pienso que es el más apropiado con el argumento de dos personas que, a pesar de estar invariablemente unidas están irremediablemente destinados a permanecer aislados y solos. ¿Hay paz al final? Con esta pregunta termino mi exposición y por último deciros que el libro ha sido traducido (creo) a 23 idiomas y que vuelvo a repetir a mí no me ha dejado indiferente.
No leo
Según Gastón Bachelard, filósofo francés en su libro  "El Aire y los Sueños" nos dice:
“El ser que vuela sobrepasa la atmósfera en un absoluto que perfecciona su conciencia de Libertad”  
“A mayor grado de liberación de la opresión de las formas, mayor pureza de la vida onírica”.
“Arroja al abismo lo más pesado que tengas, si quieres elevarte, si deseas encontrarte a gusto en estas alturas: arroja al mar lo más pesado que tengas”
“Si no hay cambio de imágenes, unión inesperada de imágenes, no hay imaginación”.
          Mas la poesía, cree Bachelard, “no es simplemente lo que sus palabras describen ni lo que evocan ni lo que afirman; por debajo del verso y de su significado, prevalece el silencio que es un pensamiento oculto, secreto, aflorado desde sus raíces hundidas en el sueño. Así, ni la grandilocuencia ni la declamación ni la sonoridad definen lo poético”.
Del lat. numen).
1. m. Deidad dotada de un poder misterioso y fascinador.
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Junio, 2010.- Realismo y Naturalismo
(Por Elena Escolano)

Relación de los escritores más destacado en Europa dentro de estas nuevas corrientes literarias a partir del declinar del Romanticismo. El Realismo es el testimonio de ambientes y retrato de individuos de la sociedad de la época. El Naturalismo no es más que el primero llevado a una experimentación exhaustiva de la existencia humana en sus aspectos más desoladores.

Literatura española
                                                 
 (Magnífica tradición realista en nuestros Siglos de Oro: Cervantes, la Picaresca etc.)

·   Fernán Caballero (Cecilia  Böhl de Faber, 1796-1877). Precursora del Naturalismo.
·   Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891). Primeros intentos dentro del Realismo.
·  Benito Pérez Galdós (1843-1920). Preocupación por los problemas sociales con una prosa sin alardes retóricos ni rebuscamientos estilísticos.
·  Clarín (Leopoldo Alas, (1852-1901). Quizá el autor de la mejor novela de esta tendencia realista: La Regenta.
· Juan Valera (1824-1905). Buen prosista: claro y sin afectación. 
(Estos tres últimos son las figuras más relevantes del movimiento  realista en España).  
· José María de Pereda (1833-1905). Hombres y costumbres de su amada tierra cántabra.
· Emilia Pardo Bazán (1852-1921). No admitía la comparación que se le atribuía con el francés Zola y, rechazando su Determinismo, defendía un realismo más español, más  cristiano.  
· Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928). Aunque ya entrando en el siglo XX, naturalista por la crudeza de algunos de sus temas y cierta preocupación por las taras hereditarias.

Literatura francesa

·  Stendhal (Henry Beyle, 1783-1842). Inicia el período de la nueva narrativa francesa dejando atrás lo más significado en el Romanticismo, pero su estilo parece volver al XVIII al mismo tiempo que anticipa el siglo XX. Su expresividad, contenida, es muy elocuente cuando dice: “Quiero imponer silencio a mi corazón que cree tener mucho que decir”.
·  Honoré de Balzac (1799-1850). Gran imaginación creadora y fuerza de observación. “Todos sus personajes están dotados del ardor vital que le animaba a él mismo”,  sentenció Baudelaire.
·  Gustave Flaubert (1821-1880). Exactitud en la expresión y belleza. Es un espectador frío del mundo cuya prosa está inspirada en “El arte por el arte”
·  Émil Zola (1840-1902). El teorizante y jefe de la escuela naturalista. Su obra es un documento social de la historia de su época
·  Guy de Maupassante (1850-1894). Discípulo de Flaubert, su narrativa es magistral en el cuento.
·  Alphonse Daudet (1840-1897). Humor delicado y sensibilidad.
En el tránsito del siglo XIX al XX surge en Europa una diversidad de tendencias donde habría que incluir a un notable número de excelentes escritores, pero, tratando de ser concisa, nombraré solamente al francés Marcel Proust. Marcel Proust, como epílogo de la literatura decimonónica europea, crea un estilo, una escuela de la que será difícil prescindir. Se trata de un arte denso en el que los motivos y sutiles sensaciones se analizan hasta apurarlos con precisión microscópica. (Este es mi pequeño homenaje a un escritor que llenó muchas horas de mi juventud. ¡Entonces el tiempo pasaba lentamente! ). 

Literatura inglesa (La novela victoriana).
·  Charles Dickens (1812-1870). Realista, dicen, lejos de ser real. Siempre actual, sin que le oscurezca el paso del tiempo ni modas literarias. El mejor “pintor” de las clases menos favorecidas de la sociedad inglesa.
·  William Makepeace Thackeray (1811-1863). Gran importancia en las letras inglesas por su famosísima novela “La feria de las vanidades”.
· Anthony Trollope (1815-1882). Especialista en el análisis de la novela eclesiástica anglicana.
·  “George Eliot” (Mary Ann Evans, 1819-1880). Buena observadora de la realidad, maestra en las sonrisas y en las lágrimas, pero la perjudica su afán moralizador.
·  Charlotte, Emily y Ann Bronte (1816-1855, 1818-1848, 1820-1849). Genial y sorprendente trabajo de observación, dado el mundo oculto y apartado donde se desarrolló la vida de estas tres hermanas.
·  Otros novelistas ingleses de la época desde Stevenson, hasta Meredith y Hardy entran ya en un período de panorama diverso.

Literatura italiana. (La novela “verista”)
·  Giovanni Verga (1840-1922). Superados unos principios algo sentimentales, encuentra su gran resorte en los ambientes rurales. Es un gran cuentista, equiparable a Maupassant.
·  Antonio Fogazzaro (1842-1911). Más que como estilista, sobresale por la concepción noble y elevada de la vida.
·  “Collodi” (Carlo Lorenzini, (1826-1890). No se puede omitir este nombre por su obra conocida universalmente, “Pinocho” (“Las aventuras de Pinocho”).
·  Gabriele dAnnunzio (1863-1938). Además de poeta y celebrado dramaturgo, la novela le valió éxitos internacionales.

Literatura alemana
(En su sentido naturalista, la novela alemana se cultiva poco).
·  Theodor Fontane (1819-1898). Su novela más conocida es “Effi Briest”, cuya protagonista alcanza la categoría de “Madame Bovary”, “La Regenta”, la de la figura principal, Luisa, en “El primo Basilio” y la de “Ana Karenina”; todas dentro del grupo de las llamada “novelas de adulterio” del siglo XIX.

Literatura portuguesa 
·  José María Eça de Queiroz (1845-1900). Llevó la técnica realista a sus novelas y escribió con prosa flexible, expresiva e irónica. Es el escritor de mayor talla en el realismo portugués.   

Literatura rusa  (Narrativa postromántica)
·  Nikolái Gógol (1809-1852). Paisajes y recuerdos de su tierra natal- la Estepa-, y el drama del estado social de los siervos del campo.
·  Iván Serguéievich Turguéniev (1818-1883). Fidedigno exponente de la Rusia de su época, aunque para los rusos sea el más europeísta de los narradores de entonces.
·  Fiódor Mijáilovich Dostoievski (1821-1881). Es de tal magnitud su figura, que desborda cualquier escuela o clasificación. Acuciado por la miseria y destierro en Siberia, sorprende con unos personajes de profunda y desconcertante psicología, exaltados hasta el borde de la locura.
· Liev Nikoláievich Tolstói (1828-1910). Oficial del ejército ruso, a los 51 años dejó la vida militar y de corte y se retiró al campo en actitud de humildad evangélica. Escribió la que es, seguramente, la novela europea máxima: “Guerra y paz”.
·     Antón Pávlovich Chéjov (1860-1904). Maestro de la narración corta. Él decía “La brevedad es hermana del genio”. Admirable lema para quien escribía cobrando por línea. Fue un ejemplo de acierto expresivo.   

Literatura “Naturalista” en otros países

En Polonia, el novelista Sienkiewicz (1846-1916) cultivó la narrativa realista con brillantez, pero debe su fama a la novela histórica con nombre latino, “¿Quo Vadis?”.
En Dinamarca, Jen Peters Jacobsen (1847-1885), fue el escritor predilecto de Rilke.
Noruega es la patria de Bjorson (1832-1910), autor de alguna novela y cuentos, pero sobresale fundamentalmente como dramaturgo. Es el mismo caso de Ibsen (1828-1906), tan importante para la escena, que revolucionó poderosamente el teatro no sólo en su Escandinavia, sino en el resto de Europa.

Bibliografía: Tercer tomo de la “Historia de la literatura universal” de José María Valverde. “Historia general de la literatura” de Francisco Escolano. “Literatura española” de
Fernando Lázaro y Vicente Tusón. Y “Prensa”.    


   
1.- PRESENTACIÓN DE "EL PRIMO BASILIO" DE ECA DE QUEIRÓS
(por Joaquín Mª López):



(por Joaquín Mª López):


Noviembre 2009:- NOTAS SOBRE EL MOVIMIENTO ROMÁNTICO EN LITERATURA  
Por Elena Escolano                     
      Esto no es una conferencia. Es una charla entre amigos, distendida y sin pretensiones de erudición alguna.                                                             

     A continuación del racionalista siglo XVIII, hay un movimiento de rebeldía  contra la realidad establecida .Este movimiento empieza a  gestarse hacia finales de dicho siglo (Prerromanticismo ), hasta llegar a su apogeo en la primera mitad del XIX con el nombre de Romanticismo. Afectó tanto a España como al resto de los países europeos y americanos. Hay que olvidar las normas neoclásicas para buscar una libertad que permita expresar toda interioridad emotiva, fantasías del pensamiento, peculiaridades del alma.  Más tarde Antonio Machado definió a éste “Yo individual como un “borroso laberinto de espejos”. No en todos los países eclosionó el Romanticismo al mismo tiempo ni con la misma intensidad. Y, como todo movimiento cultural, tiene en su origen las vicisitudes sociopolíticas y económicas de cada delimitación geográfica.  Centrándonos en la literatura, hay unanimidad en aceptar el Romanticismo como el arranque de la conciencia contemporánea. Según el profesor Valverde (José María), “…Sólo desde El Romanticismo hay una visión universal de la literatura en el mundo, por encima de fronteras y de idiomas”.
      Pero vamos a atenernos a las nacionalidades que más nos interesan para situarnos mejor dentro de una metodología.
      En El Reino Unido, la transición, desde lo establecido, a la revolución romántica no fue tan drástica como en el Continente, fue más suave el derribo de formas atrasadas. Aunque ya en la mitad del siglo XVIII comenzaban a manifestarse los recuerdos y leyendas medievales.
Los nombres más significativos, los llamados Poetas Laquistas  porque se reunieron a vivir durante cierto tiempo en la región de los lagos del noroeste de Inglaterra, fueron Wordsworth y Coleridge (1770-1850 y 1772-1834). Su obra fundamental, las Baladas Líricas: meditaciones en torno a la naturaleza, de matices delicados e idealistas.
    Pero los dos genios de la segunda generación del Romanticismo inglés (por no citar a todos), son Walter Scott (1771-1832) y George Gordon, Lord Byron (1788-1824). El primero, eternamente seducido por la tierra escocesa y sus leyendas, escribió baladas –Marmión, La Dama del Lago y otras de tema medieval-, y novela histórica como Quintín Durward  pero, sobre todo, Ivanhoe, la más conocida.  Es escritor de talento robusto e indiscutible valor poético y humano.  Byron vino a ser el revolucionario de la poesía inglesa, aunque se le acuse de cierta ingeniosa superficialidad.  Su posición social, belleza, vida desordenada y muerte en plena juventud, tejieron en su torno una aureola fantástica. Nos dejó, además de largas leyendas en verso (La esposa de Abydos, El Corsario etc.),  La Peregrinación de Childe Harold, cuyo protagonista, viajero por diversos países, entre ellos España, se confunde a veces con el propio Byron. Otros poetas, también de esta segunda generación, son Shelley y Joohn Keats. Los dos murieron jóvenes y los dos tienen su tumba en el mismo cementerio, en Roma.
   Literatura alemana: Ahora llegamos a un punto complejo en este deambular por los campos del Romanticismo. Nos encontramos con la gran figura de Johann Wolfgang Goethe, que desempeña un papel decisivo en el advenimiento del Romanticismo.  En los tratados de literatura, las páginas dedicadas a él son muchísimo más numerosas que las que ocupan sus colegas en el arte de escribir. Nació en 1749 y apenas rebasó el primer cuarto del siglo XIX: termina su vida en 1832. Casi a finales del XVIII la literatura alemana deja de ser una pobre imitación de la francesa y descubre los valores de su  Edad Media, afirmando que la poesía debe ser el reflejo de la naturaleza y abandono de todo precepto embarazoso. En estas conclusiones, que culminan en el movimiento llamado “Sturm un Drang” (Tempestad e ímpetu) nos está apareciendo ya un avance del Romanticismo en medio del clasicismo. A aquel movimiento –Sturm un Drang- pertenece la primera parte de la carrera de Goethe. La novela “Las cuitas del joven Werther ,”  es ya una clara profecía  del Romanticismo. En ella hay desesperación y suicidio por amores contrariados. Pero Goethe, esa magna figura, después de un viaje por Italia, descubre el reinado de lo helénico, y da a sus nuevas obras un perfecto equilibrio entre forma y pensamiento. Es decir, no se “desmelena” totalmente. Su obra maestra es la tragedia “Fausto”. No pertenece a ninguna de sus distintas épocas, puesto que la comenzó en los primeros años y la terminó en su madurez. En ella hay una total compenetración entre el más profundo análisis filosófico, el interés del argumento y una inigualable belleza de expresión. La nueva literatura  por entonces en Alemania, se caracteriza por una desconcertante mezcla de clasicismo y romanticismo,
    El otro nombre que no puede quedar olvidado es Juan Cristóbal Federico Schiller, gran amigo de Goethe. Es un prerromántico puesto que emerge de “la médula” del “Sturm und Drang”, ese avance del Romanticismo que pervive junto al Clasicismo. Su obra famosa, “Los bandidos”, cuyo motivo es el del “anarquismo cósmico”. Se inspiró en la muerte del príncipe Carlos, hijo de Felipe II, para el drama “Don Carlos”.
      El ya claramente Romanticismo alemán aparece , durante los primeros treinta años del siglo XIX. Dentro del movimiento romántico europeo, la aportación alemana es casi más importante que por su creatividad, por su profundo parentesco con la filosofía.  Sobre todo las de Fichte y Hegel. Su primera figura, acaso la mejor, es Friedrich Hölderlin (1770-1843). Le alcanzó la locura en 1802, o sea, la  muerte para la poesía cuando estaba en “la plenitud de su espíritu” ( sus propias palabras). De todas las numerosas poesías líricas del poeta destacaremos la llamada Diótima, nombre que dio a su amada Susanne Gontard. Para ella escribió: “Pasan las primaveras, un año empuja al otro,- alternando y luchando; así muge el tiempo al fluir,- sobre las cabezas mortales; pero no ante los ojos felices, - pues a los amantes otra vida les es concedida.- Porque todos los días y los años de las estrellas estaban,-¡Oh, Diótima ¡, en torno nuestro, íntima y eternamente unidos”…       
   Otros poetas y prosistas quizá ya no tanto de primer orden fueon Novalis,Tiek, Immermann y Hoffmann. A destacar, un nombre, Heinrich Heine que, habiendo debutado en el Romanticismo, se apartó de él con ciertas alusiones irónicas a las quimeras de su juventud. Se le puede considerar un postromántico, de mucha importancia para nosotros, españoles, por el influjo que algunos críticos le atribuyen sobre la poesía de Bécquer.
   Francia. Aunque el Romanticismo en Francia se venía incubando desde el siglo anterior –XVIII- con las traducciones de Goethe, con las obras de Rousseau y de Saint-Piérre, a principios del XIX recibió un definitivo impulso gracias a las de Mme.de Staël y de Chateaubriand. La primera  fue desterrada por orden de Napoleón a Alemania y de allí trajo y dio a conocer a los franceses las nuevas corrientes literarias cuyas normas se apartaban ya del Clasicismo. Sus novelas Delfina y Corina, autobiográficas, adoptan el tono íntimo y personal tan del gusto de la escuela romántica. El segundo, Chateaubriand,  favoreció en Francia el conocimiento de las nuevas corrientes de Inglaterra con su “Ensayo sobre la literatura inglesa”. Nos dejó, entre otras narraciones, El Genio del cristianismo, Memorias de ultratumba, y no debemos ignorar la obrita El último abencerraje, de tema granadino, síntesis de españolismo y orientalismo. Otros nombres, George Sand, A. Dumas. En la lírica hay que apreciar sobre todo a Lamartine, Vigny y Alfred de Musset.  Pero el genio del Romanticismo francés es Victor Hugo, que resume en su larga existencia y en su dilatada obra el siglo en que vivió. Fue poeta lírico, expresando sus aspiraciones morales e inquietudes filosóficas en Odas y Baladas, Las voces interiores, La piedad suprema etc. La épica la cultivó en La Leyenda de los siglos, Cantos del crepúsculo y muchas más. Para el teatro, el estreno de Hernani significó el triunfo del nuevo movimiento. Fue sonado por las luchas que provocó entre los clasicistas y los románticos. Cultivó la novela con títulos como la histórica Nuestra señora de París y Los miserables, tan conocidas, la primera por su visión del París del siglo XV y la segunda es un dilatado poema lleno de digresiones de un alma que se redime de sus culpas. He de cerrar este capítulo con pesar pero si no lo hago temo aburriros y no terminar nunca.  
     El Romanticismo florece en Italia bajo el impulso patriótico de la reconstrucción de su territorio, dividido y atropellado por extranjeros. Es el “Risorgimento”. Silvio Pellico tuvo un gran éxito con “Mis prisiones”. Es un precursor. El verdadero movimiento empieza con Hugo Fóscolo. Pero el jefe del Romanticismo italiano es Alessandro Manzoni. La obra cumbre, Los Novios . Su interés radica en el análisis de los más variados aspectos de la vida y en la belleza de la lengua.
  En poesía, hay que prestar atención a Giacomo Leopardi, siempre simpatizando con lo clásico pero romántico por su sensibilidad y sus melancolías. Débil de constitución orgánica, su obra poética está impregnada de amargura y desesperanza. Es bien patente en “Los idilios,” “El pensamiento dominante de amor y muerte” etc.
    Creo que ya debemos entrar en “lo nuestro”, no porque no hayan quedad muchísimas cosas por decir… y quedarán, pero tengo un tiempo limitado y es preciso “recortar”.
   El Romanticismo en España surgió por los mismos motivos que en las distintas nacionalidades estudiadas hasta aquí: romper las normas que ataban la fantasía y los derechos de las fuerzas irracionales del espíritu. Y, por supuesto, las enormes tensiones políticas que durante todo el siglo XIX se dan en nuestra patria y  las rivalidades entre liberales (constitucionalistas) y antiliberales (absolutistas), tuvieron también su parte en las innovaciones literarias.  El apogeo del Romanticismo en nuestro país se da hacia 1835, pero no lo siguieron todos los autores. Algunos sólo  coquetearon con él y  otros se opusieron. Tampoco fue un movimiento que durara mucho, la segunda mitad del siglo es testigo de una nueva manera de encauzar las letras, ya que aparece el llamado Realismo.    La primera figura plenamente romántica en España es Ángel de Saavedra, Duque de Rivas (1791-1865 ). Escribió poemas, pero lo que hace que no se olvide su nombre es su aportación al teatro con Don Álvaro o la fuerza del sino. También poeta y gran autor teatral de la época es el vallisoletano José Zorrilla. Pocos españoles no habrán visto representada su famosa obra Don Juan Tenorio. Y pocos españoles serán los que, en algún momento de comunicación coloquial, no habrán hecho gala de citar alguna estrofa como por ejemplo: 
                                  

“Yo a las cabañas bajé,
  yo a los palacios subí,
  yo los claustros escalé,
  y en todas partes dejé
  memoria amarga de mí”.

Se le proclamó en su época “poeta nacional”
   Algo antes que ellos están Francisco Martínez de la Rosa, quien marcó la transición entre el neoclasicismo y el Romanticismo ( Del gusto romántico es el drama “La Conjuración de Venecia, llena de misterio, amor y escenas junto a sepulcros ) y Antonio García Gutiérrez, que con El Trovador  tuvo tanto éxito que hasta Verdi compuso una ópera de su mismo complicado argumento.
  Pero yo creo que el genuíno representante de la poesía romántica española es José de Espronceda. Sufrió destierros,  participó en luchas políticas, en amores turbulentos – su amada, Teresa Mancha-, que denuncian un temperamento vehemente y apasionado como queda patente en sus poesías (Algunas, influenciadas por Byron, Hugo o Lamartine ). Su temática : el erotismo, la melancolía, el pesimismo, o bien, inquietudes políticas y patrióticas. Compuso dos poemas mayores, El estudiante de Salamanca- leyenda de un estudiante disipado que contempla el paso de su propio entierro en fantástica visión - y El diablo mundo, de carácter simbólico, cuyo canto II está dedicado A Teresa, elegía a su amada. Es muy bella esta elegía, aunque no guarde relación con el resto del poema.
  De la prosa durante el periodo que estudiamos, el máximo exponente es Mariano José de Larra (1809-1837). Pesimista, desilusionado, amargo, romántico en una palabra, hasta el extremo de quitarse la vida de un pistoletazo a los 28 años. Aparte de algún drama histórico como El Doncel de Don Enrique el Doliente, la visión social y política de España le inspiró una serie de artículos  – Vuelva usted mañana, El castellano viejo, La fonda de Madrid etc -, donde dejó reflejada su ideología.           
     Y llegamos a Gustavo Adolfo Becquer (1836-1870). Escribe en pleno auge del Realismo. Por eso se habla de él como poeta romántico retardado, pero es tan depurado su arte, que está considerado como el primer poeta contemporáneo, como el antecedente de los poetas de la generación del 98, hasta llegar su influencia a nuestros días.
 Su lírica es íntima, sencilla de forma, hecha para la lectura emocionada y silenciosa. Ahí están sus Rimas que dejan al lector “con la frente cargada de pensamientos sin nombre”. Fue también un extraordinario prosista, como lo prueban las Leyendas y Cartas desde mi celda. Conoció la poesía de Heine, Byron y Musset pero “ se levanta sobre sus modelos : hace algo muy distinto y personal”. No vivió mucho ni la suerte le fue muy favorable, pero la posteridad le ha dado y creo que le dará lo que en palabras de Dámaso Alonso suena así : “El gran hallazgo, el gran regalo del autor de las Rimas a la poesía española…que, con sólo un roce de ala, despierta un acorde en lo más entrañado del corazón y, la voz ya extinguida, lo deja –dulce cristal conmovido- lleno de resonancia” . Nos queda una mujer en este postromanticismo inolvidable: Rosalía de Castro.  También ella cantó a su tierra y conmovió con sus poemas de manera excepcional.  Voy a terminar con estos cuatro versos del libro En las orillas del Sar,
 atormentada confesión de su intimidad.        
               Alma que vas huyendo de ti misma,
            ¿ qué buscas insensata en los demás ¿
               Si en ti secó la fuente del consuelo,
               secas todas las fuentes has de hallar.                        

2.- PRESENTACIÓN DE "SU ÚNICO HIJO" DE CLARIN

Para reunir y dar nombre propio a un grupo de escritores, además de haber nacido en fechas cercanas (todos lo hicieron entre 1864 y 1875), parece que deba darse una serie de circunstancias tales como un acontecimiento generacional que los aglutine,  una formación intelectual que los relacione y, sobre todo, rasgos comunes en cuanto a  ideología.  Es el caso de la llamada Generación del 98.
Esto no niega que en una misma franja cronológica, puedan haber nacido otros que, por circunstancias de estilo u orientación de pensamiento, no se les incluya en dicho grupo y sí en otros movimientos, como sucede con  Rubén Darío, creador del Modernismo, o con los grandes poetas Antonio Machado (hay quien sí lo hermana con los del 98), Juan Ramón Jiménez etc.
El nombre de “Generación del 98” se atribuyó durante un tiempo a Azorín,   hoy se sabe que  fue el político e historiador Gabriel Maura (1879-1963) quien, polemizando con Ortega y Gasset, utilizó esta etiqueta para referirse a los escritores que hicieron suyo el problema de la  España del momento. Después fue Azorín quien lo popularizó en sus artículos.
A finales del siglo XIX, coincidiendo con la violenta sacudida que produjo en España la pérdida de los últimos restos del imperio colonial (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), un grupo de escritores, los conocidos bajo el nombre de “La Generación del 98”, imprime nuevos rumbos al pensamiento en el aspecto patriótico o político-social y en el estético.
La posición primaria del grupo, si hemos de dar crédito a Azorín, uno de sus más genuinos representantes, fue de protesta contra “lo viejo”, es decir, contra lo carente de consistencia real, tanto en política como en arte. En el aspecto político-social el malestar ya había sido acusado por varios escritores y sólo faltaba el desastre colonial para que los hombres del 98 lanzasen su protesta hecha de pesimismo, de rebeldía, de crítica y de ansias de mejoramiento. Sin embargo había en ellos un intenso amor a los valores eternos de España: los viejos pueblos, el paisaje, los poetas primitivos –Berceo, Juan Ruíz, Santillana-, el Quijote, la pintura del Greco, la poesía de Góngora, el pensamiento de Larra, y precisamente de esta consideración surge el aspecto positivo en su ideología política, pues, habiendo comenzado por pedir la “europeización de España” acabaron por pedir la “españolización de Europa” y ensalzar los valores raciales, literarios y ecuménicos de nuestra patria.
En el aspecto literario es innegable que la generación del 98 es realmente fructífera. Su “curiosidad” por lo extranjero dio lugar a un renacimiento que, actuando unas veces sobre el pensamiento y otras sobre la expresión, convierte a cada uno de sus componentes en verdaderas personalidades, concretas y diferenciables, cuya obra queda ya consagrada en los anales literarios.
El precursor fue Ángel Ganivet. Interesante su preocupación estética por  Granada (allí nació en 1865), la preocupación política referida a España (siempre desde un pesimismo estoico a la manera de Séneca) e interesante lo que nos dio a conocer sobre hombres y costumbres nórdicas cuyos países conoció en misiones diplomáticas.
Don Miguel de Unamuno (1864-1936), de Bilbao, dentro del grupo, representa la “agonía” esto es, la lucha, la angustia, la preocupación por todos los problemas, esencialmente el de la inmortalidad. Con un estilo de intensa subjetividad, lleno de pasión y de inquietudes, fue ensayista, escribió novelas, poesía y teatro.
Pío Baroja, nacido en San Sebastián en 1872, representa el dinamismo, la acción, la vida inquieta y apasionada con un fondo filosófico crudo, amargo y un estilo realista, sin aparentes preocupaciones estéticas, capaz de plasmarse en inefables momentos de intensidad. Su producción es extensa y abarca desde novelas y cuentos hasta ensayos y divagaciones sobre muy diversos temas y escenarios.
Azorín (José Martínez Ruíz, nacido en Monovar en 1874), frente a la lucha interna de Unamuno y frente al dinamismo de Baroja, nos da una visión estática y detallada de las cosas. Su prosa es limpia, clara, cortada en oraciones sueltas, huyendo siempre de lo accesorio. Tiene logrados libros sobre su visión de España, novelas y un intento de innovación en el teatro.
Ramón del Valle Inclán (1869-193699). Gallego. Es discutible para algunos críticos su pertenencia a la generación que estudiamos, pero la mayoría de ellos lo incluye.        
Se ofrece como exclusivamente preocupado por problemas puramente estéticos, al margen de cualquier actitud polémica que, sin embargo, no dejó de ejercer en su estilo irónico y mordaz. En torno a su persona se formó una aureola tan novelesca como la de sus personajes. Fue lírico, artificioso a veces, rítmico y buen evocador de imágenes y sensaciones. Cultivó la poesía, la novela y la dramaturgia.
Finalmente, Ramiro de Maeztu (1875-1936), vasco, es ante todo el tipo de periodista serio, atento siempre a la problemática universal. Con Unamuno es, de los autores del 98, el que más vivo ofrece la evolución de su ideología. La visión de la patria decadente le induce a la “europeización”, pero en su obra, “Defensa de la Hispanidad”, ensalza la labor realizada por Eapaña, afirmando que “la misión de los pueblos hispánicos consiste en enseñar a todos los hombres de la tierra que, si quieren, pueden salvarse y que su elevación no depende sino de su fe y de su voluntad”.
He aquí una muy extractada reseña de lo que fue el  importantísimo grupo literario del 98.